Destiny El Rey de los Poseídos - Análisis

Cuando salió al mercado Destiny en 2014 pudimos jugar a un juego que sin ser nada malo no llegaba a ser todo lo bueno que prometía, aunque tenía un margen de mejora enorme. El denominado segundo año del juego viene con una gran expansión, El Rey de los Poseídos, que viene a arreglar gran cantidad de elementos que se quedaron a mediad en el primer año de su lanzamiento. Solo con las misiones de la expansión tiene casi las mismas horas de juego que todo el juego original, y añade un buen puñado de armas y mejoras para nuestro personaje, además de cambiar ligeramente el sistema de juego y añadir nuevos enemigos a las zonas ya conocidas (esto último, incluso, para los que no se hayan comprado la expansión). A esto hay que añadir nuevos Asaltos y modos multijugador, así como un modo historia mucho más narrado y con secuencias cinemáticas, uno de los grandes fallos de Destiny original.

Quizás, el mayor fallo que haya tenido Bungie con esta expansión son, curiosamente, las dos expansiones anteriores que también se han incluído en un pack con toda la experiencia Destiny. Decimos esto porque las anteriores expansiones del juego, Casa de los Lobos y la Profunda Oscuridad, fueron bastante decepcionantes y además de ofrecer muy poco juego de quedaban en nada enseguida. Sin embargo, todo el pack completo, el juego, más estas dos expansiones más la recientemente lanzada expansión El Rey de los Poseídos, podríamos decir que es mucho más y mejor que si fuese Destiny 2. Quizás el pack de todo el conjunto sea excesivo, pero la experiencia merece la pena.