Pese a quien pese,
Bungie inventó un género que no existía con Destiny 1, y que otras muchas compañías están intentando seguir e imitar con juegos como The Division o Anthem. En realidad, es la combinación de otros géneros, pero es lo mismo que ocurre con otros juegos como los
soulsbourne o los
metroidvania. Con Destiny 1, Bungie lo creó, y lo optimizó con los DLCs, y ahora con esta segunda parte lo ha mejorado aún más, curiosamente haciéndolo más parecido a los MMO que ya existen en el mercado, como por ejemplo creando un mundo abierto con el que interactuar hasta la saciedad. Ahora, tenemos más opciones de exploración, con zonas incluso que están alejadas de las misiones principales y que tendremos que explorar para ver las aventuras que nos deparan. También se han añadido pequeños guiños en forma de información que encontraremos repartidos por el mundo, para que aquellos que a los que les guste explorar de verdad sepan más de la historia.
La realidad es que Destiny 2 es Destiny 1.2, es decir, es como si cogiésemos a Destiny 1 con las expansiones añadiéndole ciertos elementos nuevos y arreglando algunos de los fallos que todos sus jugadores le han encontrado. Esto no está nada mal, ya que de hecho es lo que sus fans piden. Sin embargo, siempre queremos ver algo más de innovación, de más elementos que resulten originales en los juegos, y en esta secuela se han centrado más en añadir detalles pequeños que en cambiar algo que ya saben que funciona, haciéndolo muy continuista. Como decimos, en muchos aspecto es algo muy bueno, porque de verdad es una continuación en toda regla, empezando como si de una misión o DLC del 1 se tratase, pero casi todos los enemigos iguales, las mismas clases de personajes, la misma forma de jugar, los mismos modos? Todo es demasiado parecido. Siendo el segundo juego de la saga aún se les puede permitir hacer algo así, pero si en el tercero hacen lo mismo?