A nivel gráfico,
Children of the Sun es un título en el que lo estético prima claramente sobre lo técnico, con una puesta en escena con mucha personalidad y un potente estilo artístico (que destaca en elementos como la sangre o las explosiones) para enmascarar una puesta en escena muy básica, unos enemigos que prácticamente parecen
crash test dummies y escenarios planos con un mínimo de elementos interactivos. Sin embargo, y pese a su sencillez, la cosa funciona muy bien, y se disimula con nota el ser un juego desarrollado por una sola persona, con evidentes limitaciones gráficas pero también bajos requisitos (en
Steam Deck, donde lo hemos probado, su rendimiento es impecable).
Algo similar pasa con la banda sonora, que apuesta por unas composiciones minimalistas con acordes de guitarras eléctricas y tambores que encajan a la perfección (incluso potencian) los impactantes FX del juego. Los sonidos de disparos, explosiones y efectos vinculados al uso de nuestros poderes (como curvar las balas o acelerarlas), junto a los sonidos ambientales de cada nivel, son los auténticos protagonistas. También hay que valorar que el juego nos llega traducido al castellano (son pocos textos, pero siempre es de agradecer, y ayudan a ambientar), pese a su precio reducido.