La desarrolladora
Eat Sleep Play ha retomado su saga más conocida Twisted Metal, por primera vez en PlayStation 3, aunque para los más fanáticos de la saga será una experiencia muy positiva, ya que el juego ha cambiado en poco en su base, al resto de usuarios que no conozcan la saga a lo mejor no le hace tanta gracia, por varios motivos, una primera impresión caótica, un online pésimo, y un apartado técnico que impresiona a nadie.
Al coger el juego aquellos que llevamos más años en esto de los videojuegos recordamos con cierta añoranza el primer juego de la saga, allí por el año 1997, donde encontrábamos un juego que rompía con todas las normas de los videojuegos, música Rock, sangriento y destrucción masiva de todo lo que entrase en nuestro campo de visión, tras poner el juego y ver su presentación (muy buena todo sea dicho), elegimos el modo historia que es el que estamos deseando probar (ya tendremos tiempo del modo online).
Nada más empezar lo primero que hacemos es comenzar a recibir golpes de todos los flancos, mientras intentamos averiguar qué control tiene el juego (ya nos hemos acostumbrado a que el R2 sea el gatillo para acelerar), y por defecto viene con el control clásico de la saga, y que nos costará más de media barra de vida hacernos con él, además presenta algunos fallos importantes como el uso innecesario de dos funciones para el mismo botón (acelerar y turbo) o el uso del R3 cuando se podrían usar otras combinaciones más cómodas, no hay tutorial ni nada de eso (no es cierto del todo ya que en las opciones en la última opción tenemos el modo entrenamiento), así que a apañárnoslas como podamos.
Lo primero que vemos es un salto cualitativo en el apartado técnico, respecto a la última versión de PlayStation 2, cosa lógica por otro lado, los modelados de los vehículos no son nada del otro mundo, ni tampoco el escenario en general, pero si es llamativo que casi todo lo que hay en el escenario se puede destruir, y los edificios que no normalmente se puede entrar en ellos por alguna puerta o algo pudiendo destruir todo los objetos que encontremos en el interior.
Tras pasarnos algunas fases llegamos a los vídeos que iremos encontrando cada cierto número de fases, en los que podremos disfrutar de verdaderas obras de arte hechas con actores reales y un sinfín de efectos especiales que ayudan a que la consecución de fases sea más llevadera. Porque aunque hay distintas modalidades de destrucción, destrúyelos a todos, mata a los jiguernaud, y luego al resto, no te salgas mucho tiempo de la celda o morirás, realmente todo es lo mismo con variantes, quitando las carreras que son realmente eso, llega el primero para ganar.
La inteligencia artificial brilla por su ausencia, ya que entre ellos nunca se hacen daño y en cuanto apareces tu, todos a por ti, lo que cansa un poco también, además no son lo suficientemente inteligentes como para recuperar vida cuando lo necesitan o huir cuando las cosas se ponen feas. El número de armas es bastante variado, algunas son rescatadas del clásico y otras son más novedosas, pero en general nada sorprendente.
Por otro lado tenemos el modo online, el juego tiene un grave problema para encontrar partidas, de forma automática, tarda demasiado y una vez las encuentra nunca comienzan, esto pasa en todos los modos que hay, para poder jugar online, tendremos que seleccionar el multijugador y buscar la partida a mano, e ir probando a ver si alguna arranca o crear nosotros mismos la partida y esperar a que el número de jugadores que deseamos para la partida llegue, pero en ningún caso es un proceso cómodo o corto.