Rick (un apacible
nerd) y su escultural novia Jennifer (con la morbosa costumbre de hacerse fotos semi-desnuda - o desnuda - y tirarlas en trozos allá por donde va) se dirigen a la mansión del
Dr. West antes de ir al
Concierto del Eclipse... No pueden imaginarse que la noche estará llena de muerte, sangre, aparición de demonios y poderes arcanos, viajes espacio-temporales, y la
aparición de una misteriosa y charlatana máscara que saca lo peor de
Rick... Y a su vez es su única esperanza para rescatar a
Jennifer. La historia (que no es lineal) y la interacción entre los personajes es
uno de los puntos fuertes del juego.
Acción gore como plato principal, Splatterhouse es un divertidísimo baño de sangre (gracias a un inteligente uso del
cel-shading) aderezado con los crueles y sádicos comentarios de nuestra máscara. Vamos a luchar contra cientos de enemigos y hacerlos papilla de distintas formas, con combos, con armas o
desatando todo el poder de la máscara (que cercena, machaca y pulveriza entre risas). Además de una - necesaria - variedad de enemigos
el juego incluye opciones para mejorar nuestros poderes, combos y habilidades, lo que junto a los
poderes de sangre le da un toque estratégico al desarrollo.
Namco Bandai también ha añadido pruebas de salto / exploración para
no hacer el título monótono para el jugador, pero se llega al otro extremo; los momentos de plataformeo están tan pobremente resueltos que estaremos deseando volver al
beat´em up normal.
Así, los problemas más graves los podemos englobar en estos dos puntos:
- Fallos en la mecánica de juego. Son puntuales, pero resulta molesto que
el personaje no coja bien o un enemigo pase a través de nuestros golpes (cuando es al revés no importa tanto) o determinadas armas no actúen como debieran. Sin embargo el más molesto es
el fallo al ensartar enemigos; para solucionar algunos puzles (a veces, de los que tienen recompensas
interesantes) hay que empalar a un enemigo, pero el personaje se
niega a hacerlo, y tenemos que luchar contra legiones de enemigos interminables hasta que la cosa funciona como debería.
- Fallos técnicos. La protagonista principal es la cámara (que nos dejan vendidos o, peor aún, nos llevan a la muerte directa), aunque hay también ralentizaciones y
tirones (del motor gráfico y del sonido) que deslucen un poco el conjunto. En nuestra partida también nos hemos encontrado con algunos
bugs que impedían seguir avanzando, y nos han hecho tener que reiniciar un par de veces. Muchos de estos problemas se ven agravados por
unas cargas larguísimas siempre que morimos; es un castigo innecesario al jugador, sobre todo cuando se han creado zonas para matarnos varias veces (hasta que aprendamos un camino).
Sin embargo, y aún siendo muy conscientes de todos estos errores,
Splatterhouse tiene la diversión morbosa de una peli mala de serie B, de las que veías con los amigos para reirte una y otra vez... No sabemos si es parte del poder demoniaco de la máscara, si es el
sex-appeal de Jenny (la frase de ...
un poco más, hasta que vea como es la siguiente foto me ha hecho terminar el juego en un fin de semana) o si es la equilibrada mezcla de
gore, rock y erotismo. Sea como sea
el título engancha y cuesta que te suelte.
No podemos dejar el análisis sin hacer hincapié en
lo bien que han actualizado los chicos de Namco-Bandai la franquicia. Hay homenajes a monstruos clásicos, momentos paralelos en el guión, fases de desarrollo 2D, golpes, llaves y armas similares... Una excelente revitalización de una saga que, esperamos, no vuelva a caer en el olvido.
Rick y la máscara necesitan una nueva aventura para el próximo
Halloween.