Terminar Project Zero: Maiden of Black Water nos llevará alrededor de las 12-15 horas de juego en nuestra primera partida, dependiendo de nuestra forma de jugar. La historia es su punto más fuerte, por lo que una vez terminada la primera partida no hay muchos extras de peso para seguir jugando, más allá de finales alternativos y trajes (o complementos) adicionales. Lo más curioso quizá sea poder jugar con Ayane (Dead or Alive) como personaje extra, usando el sigilo para huir de los enemigos, un extra que ya estaba en el original y resultaba bastante refrescante. El bonus exclusivo de esta versión es el Modo Foto, que incluye la posibilidad de realizar dioramas-montajes con nuestros protagonistas y fantasmas, para crear terroríficas fotos a nuestro gusto.

A nivel jugable Project Zero: Maiden of Black Water apuesta apuesta por la mecánica survival (movimiento lento, personaje muy expuesto, items para curarnos y sustos aleatorios), pero enriquecida con el sistema de cámara que debilita a los fantasmas. Además de buscar el mejor encuadre y momento perfecto para hacer la foto (el Fatal Frame del título original viene de ahí) en esta entrega tenemos que mover la cámara para intentar que entre todo el fantasma (o su parte más vulnerable), algo que en Wii U se hacía con el mando con pantalla y que aquí se hace con una interfaz sobre la pantalla y el sensor de movimiento (o el analógico derecho, que es más cómodo). Se incluye además la posibilidad de añadir distintas mejoras a la cámara (como carretes y lentes especiales), junto a una mecánica que nos penaliza al estar muy mojados (aunque es más fanservice que otra cosa).

Quizá el punto más flojo de esta remasterización de Project Zero: Maiden of Black Water es lo que aporta si ya hemos jugado al original. El título de Wii U incorporó varias novedades y mejoras orientadas a aprovechar el mando con pantalla de la consola, pero 7 años después y sin este extra, la cosa ha perdido frescura, y visualmente tampoco hablamos de un hito. Lo poco novedoso para compensar este tiempo extra ha sido añadir un modo de foto libre para los fantasmas y sumar nuevos trajes (con guiños a otras sagas de Tecmo) para hacer la experiencia más divertida, pero todo sabe a poco si ya jugamos al título original. Eso sí, si llevamos mucho sin jugar a la franquicia (o nunca la hemos probado) vamos a disfrutar de una entrega intensa y llena de sorpresas, con un desarrollo muy original y una historia muy bien hilada.

A nivel visual Project Zero: Maiden of Black Water fue un juego destacado en el catálogo de Wii U (con mínimos problemas de rendimiento), especialmente fuerte a nivel artístico y en el aprovechamiento de la pantalla del mando. Ahora, con 7 años de margen y máquinas mucho más potentes se queda un poco atrás incluso con el lavado de cara que Tecmo Koei le ha aplicado (especialmente a nivel de texturado), aunque en el apartado positivo hay que reconocer que se ha mejorado el rendimiento y reescalado la acción a mayor definición, lo que le sienta muy bien tanto a los fantasmas como a los protagonistas, o a detalles como la ropa húmeda (no así el cabello, que a estas alturas...). Eso sí, las más beneficiadas han sido PS4 y Xbox One, Switch adapta con un port digno y las consolas de nueva generación con un simple 4K reescalado. La banda sonora sigue siendo muy buena y potenciando la ambientación, y las voces en japonés son un plus, pero es inexplicable que llegue sin traducir.

Terminar ese nuevo Project Zero para Wii U nos llevará más de 12 horas (15 si vamos a ritmo pausado), una duración nada despreciable dentro del género. Además, la aventura se hace más amena y divertida gracias a la inclusión de distintos héroes (y la duda de qué va a pasarnos conforme avanza la historia), aunque no podamos seleccionar nosotros a quién controlar (nos viene forzado por la trama), ni impedir sus destinos? Una vez terminado el modo historia podemos alargar la duración con un nuevo intento - a mayor dificultad - y los trajes extra, con guiños muy divertidos a las sagas de Nintendo (Metroid). Lástima que se hayan eliminado los trajes picantes, porque está claro que estamos ante un juego para adultos.

Aprovechando el potencial del mando de Wii U para convertir su pantalla en nuestra cámara espectral, Project Zero: Maiden of Black Water es la entrega más jugable y divertida de la saga, con una mecánica muy bien ajustada que nos pide estar pendientes de ambas pantallas tratando de fotografiar a los fantasmas (con combos, si es posible), explorando o solucionando puzles. La tensión no decae, y el resultado final es brillante (aunque con altibajos en la dificultad, especialmente en los jefes). La idea de jugar con 3 personajes con sutiles diferencias en el gameplay es también un acierto. Eso sí, los altibajos en la dificultad y una cámara un poco caprichosa lastran la experiencia de juego.

Entre los puntos más cuidados de Project Zero: Maiden of Black Water están su historia y puesta en escena, enriquecidos por unos personajes interesantes y los terribles pasados de los fantasmas atormentados a los que tendrán que enfrentarse. Todo se ha cuidado al detalle ? las localizaciones, la maldición que pesa sobre la montaña, las miserias humanas, el agua como catalizador de lo sobrenatural... - y el trabajo se nota, envolviendo al jugador desde la primera hora de juego. El mando de la consola también se ha aprovechado con inteligencia, y aunque este quinto episodio (dejando juegos derivados a un lado) no revoluciona la saga, sí que sabe hacerla mejorar y evolucionar.

A nivel visual, Maiden of Black Water es uno de los juegos más ?bonitos? de Wii U, especialmente en los modelados de los protagonistas, en el nivel de detalle de los escenarios o en efectos como el agua sobre la piel (o la ropa mojada). El juego de la luz y la puesta en escena de los fantasmas es muy buena. Las animaciones, por el contrario, se quedan un paso por detrás, y son poco naturales... La banda sonora ambienta a la perfección tanto los momentos más terroríficos como los tranquilos, y las voces (las originales japonesas, que podemos seleccionar junto al doblaje americano) son estupendas. Lástima de la falta de traducción al castellano...