Análisis Princes Peach Showtime - Le toca lucirse a la princesa de los videojuegos

Terminar Princess Peach: Showtime nos llevará alrededor de 7-8 horas de juego en una primera partida, mientras nos sorprendemos con los distintos disfraces (y habilidades) de Peach, y liberamos el teatro de las fuerzas oscuras. Si quieremos conseguir el 100% en cada nivel - algo bastante delicado, luego hablaremos de ello - podemos subir a las 10, y si queremos el 100%, completar todo el contenido post-game (que implica rejugar todos los niveles una vez más, y un modo Boss Rush, además de un montón de coleccionables y cambios estéticos) podemos llegar fácilmente a las 15 horas, lo que no está nada mal.

El problema que hemos encontrado es que muchos de los secretos de cada nivel están ocultos de formas nada intuitivas y es imposible retroceder, lo que hace muy complicado conseguir todos los coleccionables en una primera partida; además, el juego no es demasiado ágil en los primeros niveles, en los que Peach tiene que avanzar un rato antes de conseguir su transformación, siendo bastante lento el repetirlos para buscar esos secretos. Afortunadamente la dificultad es bastante baja, y hablamos de simples intentos con paciencia... Eso sí, nos hubiera gustado encontrar más ayudas o extras con los vestidos de Peach para movernos más rápido o tener indicaciones de cómo conseguir las estrellas ocultas... Un acceso más rápido a minijuegos o un modo cooperativo tampoco le hubieran sentado nada mal a la fórmula.

A nivel jugable, Princess Peach: Showtime apuesta por una mezcla de plataformas y acción muy sencillita, con niveles pseudo-3D (perspectiva lateral y un poco de profundidad) y una Peach que va ganando habilidades especiales en cada obra. La cosa es que la acción y el control son extremadamente sencillos, se controlan con 2 botones principales - salto y acción - más un tercero para hacer poses y descubrir algunos secretos. Esto le sienta bien a algunas fases, como ser ninja o pastelera, pero por ejemplo cuando nos metemos en la acción con el Kung Fu nuestros movimientos son extremadamente limitados y repetitivos.

La falta de dificultad es también un arma de doble filo, ya que si bien el desarrollo es muy simplón, hay altibajos y picos de dificultad (especialmente en los jefes finales), aunque nada que no se pueda solucionar con un poco de paciencia. Lo más frustrante puede ser el encontrar los elementos secretos y ocultos, que además son un buen montón por cada nivel. Por otra parte, nos hubiera gustado que se desarrollaran más y mejor las habilidades de cada disfraz, ya que para la mayoría hay solo un nivel introductorio, uno intermedio, la prueba de maestría y la final... y no llega a exprimirse todo el potencial que podrían tener.

18 años después de su primera aventura como protagonista, Super Princess Peach para Nintendo DS, con Princess Peach: Showtime la princesa vuelve a tomar el rol protagonista, esta vez ayudada por una cinta mágica que le permitirá cambiar de disfraz y obtener habilidades especiales al más puro estilo Kirby. Así, con un divertido concepto de obra de teatro iremos convirtiéndonos en la protagonista de diferentes tramas: una detective, una espía, ninja, luchadora, sirena... incluso pastelera o superheroína. Las obras funcionan como mini-niveles, y tenemos que explorarlos a fondo y realizar las acciones a la perfección para obtener el 100% en cada fase.

Si bien la idea es buena y la acción es en líneas generales bastante divertida, el resultado final se queda a un salto de lo que pudo ser. La jugabilidad es muy simplona, el desarrollo un poco tontorrón, y a pesar de no ser un juego largo, las acciones se repiten en demasía. Por supuesto, los más peques - y, sobre todo, las jugadoras más jovénes - serán las que le saquen más partido, y puede ser interesante para que se vayan adentrando en el mundo de Nintendo en solitario.

A nivel visual Princess Peach: Showtime cumple con nota, presentando un mundo con personalidad y una gran dirección artística en el que cada nivel se adapta como una obra distinta. Es cierto que hay algunos escenarios un tanto simplones (en contraposición con otros con mucho más detalle, como el detectivesco), pero en líneas generales el resultado es notable. Hay que valorar también que a nos encontramos con un juego con un rendimiento irregular (especialmente en el modo portátil, y en las escenas de transformaciones), con un desarrollo un tanto lento y momentos en los que la imagen es un tanto borrosa. No es nada que afecte al gameplay, pero sí que emborronan un poco la experiencia.

La banda sonora se mantiene en un nivel parecido al gráfico, ambientando a la perfección, pero sin alardes ni momentos realmente brillantes; tenemos una buena variedad de composiciones, temas más elaborados en niveles casi musicales (como nuestra forma de sirena), pero en general la música se queda en un segundo plano. Tenemos, eso sí, una fantástica traducción en castellano para ambientar las pocas vocecillas que vamos a oír. La verdad es que tras el salto que supuso Mario Wonder, esto parece un poco una vuelta atrás...