Tras el más que competente
Dead Nation, los chicos de
Housemarque se desmarcan de la acción convencional
para ofrecernos otra apuesta descargable realmente interesante (y, esta vez, multiplataforma), Outland.
Outland es una interesante mezcla de
plataformas, acción y puzles - bien equilibrada, además - donde jugamos en un mundo de
siluetas y los colores brillan por su ausencia. Aunque el control es un poco brusco (hay que acostumbrarse a él) pronto estaremos desvelando los misterios de este mundo con influencias
mayas (y de
Tron, curiosa mezcla) y descubriremos uno de los pilares de la jugabilidad: el cambio de colores.
Existen 2 tipos de energías en el juego, la de la luz (azul) y la de la oscuridad (roja); nuestro protagonista (y el héroe que lo precede) tienen el poder de cambiar las energías de su cuerpo de
rojo a azul, y este punto se explota especialmente en dos aspectos:
- Las plataformas del juego se han enriquecido con esta mecánica de colores. Hay apoyos que sólo podemos pisar si somos del mismo color, y trampas que sólo podremos pasar coordinando nuestro color con el de sus disparos energéticos. El diseño de niveles nos obliga a estar cambiando constantemente entre un color y otro, y el botón de
alternar colores se vuelve tan imprescindible como el de salto.
- A la hora de atacar, nuestro héroe
sólo puede golpear a sus enemigos si tiene una energía contraria a la suya, por lo que tendrá que hacerse él mismo vulnerable a los ataques energéticos de sus rivales para poder acabar con ellos... Con todo, la cosa se complica (todavía más) en
los jefes finales, que pueden presumir de estar entre los momentos más interesantes del juego; sus patrones de ataque implican mezcla de elementos rojos y azules, por lo que hay que estudiar bien cómo
esquivar sus golpes especiales.
Otro punto interesante de la mecánica de juego
es cómo va mejorando nuestro héroe coforme conseguimos nuevas habilidades (que nos permiten sortear los peligros de las zonas más avanzadas), y que van desde una
racha para pasar por sitios estrechos a una espada para luchar o un potente
rayo de luz que se carga cuando recibimos energía de nuestro color. Estos
power-ups hay que conseguirlos llegando a sitios concretos, aunque también podremos
mejorar a nuestro personaje con las monedas que encontraremos repartidas por los jarrones del juego, y con las que podremos comprar más vida, una barra de magia más grande, etc...
Terminar
Outland puede llevarnos unas 6 horas (algo menos si vamos a saco, un par de horas más a un ritmo tranquilo y explorando los niveles), lo que no está nada mal para un juego de 800 Microsoft Points / 10 Euros. El problema es que
la estructura de niveles ata un poco al jugador, y no nos permite volver demasiado sobre nuestros pasos; además, una vez que hemos terminado la aventura y tenemos todas las mejoras (incluyendo los combos de espada) hubiera sido muy divertido poder volver a empezar la aventura... Pero lamentablemente no se puede hacer. El único sentido que tiene rejugar es
conseguir más dinero para intentar llegar al logro del millón de monedas.
Afortunadamente hay un modo
cooperativo extra paralelo al principal, que nos permite unir fuerzas con otro personaje en
cinco niveles especiales; desgraciadamente esta opción
sólo está disponible online, y no podremos disfrutar de ninguna opción cooperativa local. Quizá para
Outland 2...
A nivel gráfico
Outland entra por los ojos gracias a su genial acabado artístico, que es relamente el punto que más personalidad le da al título (porque la historia es bastante
minimalista e incluso un poco confusa). Los juegos con las sombras y los colores rojo, azul y amarillo, unidos a un indescriptible
mimo a la hora de diseñar los escenarios, trampas y criaturas (especialmente los jefes finales) están entre los puntos más fuertes del juego. Esto hace que sea fácil perdonarle la mecánica animación de nuestro héroe y los enemigos pequeños...
La banda sonora cumple con creces - ambienta a las mil maravillas, y sabe crear atmósfera o darle intensidad a las batallas -, y los FX (minimalistas también) no desmerecen. El juego no tiene voces, aunque sí
textos perfectamente traducidos al castellano.
Outland es divertido de jugar y deja muy buen sabor de boca, dos puntos muy importantes para un título descargable de
digestión rápida; es cierto que pese a su llamativa estética no tiene el carisma de títulos como
Limbo ni la profundidad jugable de propuestas como
Diswasher Samurai, pero aún así resulta una apuesta muy recomendable... Sobre todo, si nunca habéis jugado a
Armed with Wings y / o Ikaruga.