El punto que más nos ha gustado de
One Piece: Burning Blood es lo original que resulta, algo nada sencillo teniendo en cuenta que One Piece ya cuenta con varias decenas de adaptaciones. Sin embargo, los chicos de
Spike Chunsoft han intentado hacer algo
nuevo, equilibrando a los personajes, sus habilidades especiales e incluso sus fortalezas y debilidades (por ejemplo,
Ace es especialmente vulnerable a los ataques de
Akainu, como en el manga).
La idea de contraponer
Haki (la energía de la
Ambición, o el espíritu de lucha) en contraposición a los poderes de las
Frutas Demoníacas es un gran acierto, y equilibra también las
luchas por equipos, añadiendo un toque especial de estrategia a la fórmula. Muchas veces podremos aprovechar más y mejor las habilidades de cada personaje contra un enemigo concreto, por lo que saber cuándo sacar a un luchador concreto forma parte de la estrategia. Otros aciertos del título son su modo historia (aunque corto, es muy intenso y cinematográfico) y el modo online
Batalla Bandera Pirata, aunque ambos se podrían haber pulido más (y mejor).