Análisis Little Nightmares II - Los pequeños terrores son más terroríficos que nunca

Little Nightmares II cumple con las mismas reglas jugables de su primera entrega, combinando fases de sigilo con resolución de puzles, exploración por entornos lúgubres y oscuros y ciertas dosis de terror en el diseño de personajes y escenarios o en las situaciones que vamos a vivir. Al igual que en su primera parte, todas ellas están resueltas de forma maestra e incluso sorprendentes gracias a la inclusión de personajes con comportamientos dispares y no tan típicos que solo andan y nos persigan, incluso creando momentos de auténtica tensión que no vivimos con la primera parte. Quizás, lo mejor de esta secuela está en el hecho de tener que usar ciertos objetos en ciertos momentos concretos que aportan a la fórmula una mayor riqueza jugable, especialmente la linterna en cuya fase se pasa auténticos momentos de terror.

Pero no queda ahí. La variedad de situaciones añadidas en esta segunda parte es bastante grande teniendo en cuenta la fórmula, y vamos a encontrarnos muchas que sí que hemos visto en otros juegos de supervivencia o de terror, pero no en ninguno de este tipo, con la perspectiva 2,5D y mucho menos con esta calidad técnica. A esto se le añaden más puzles y algo más enrevesados que aportan mucha variedad y dinamismo, tensión e incluso terror con una puesta en escena incluso más oscura que su anterior título. Lo único achacable está en esos momentos en los que mueres y te frustras porque no hay nada que puedas hacer al ser situaciones de ensayo y error, típicas de estos juegos. Y no es que sean malas de por sí, ya que si mueres vuelves a salir un par de metros detrás de la misma; el problema está en que parece que el diseñador jefe ha añadido este tipo de situaciones para que de verdad mueras sin posibilidad de que no sea así hasta que aprendas cómo funciona, y es una mecánica de juego que debería solventar de otra forma, en éste y en cualquier otro videojuego. Una palanca que tiene solo dos posiciones y que una de ellas no hace nada justo cuando te persigue milimétricamente un enemigo es un ejemplo de ello, porque te da un 50% de probabilidades de vivir o morir y es por pura suerte sin la mayor lógica, algo que se puede solventar añadiendo, por ejemplo, un cartel en alguna parte del escenario que te muestre una flecha o algo similar, incluso estando medio oculta, lo suficiente como para que el jugador no piense que le han tomado el pelo y que debía morir en ese sitio.

La duración del juego vuelve a ser uno de los puntos flojos. En mi caso particular han sido menos de cinco horas y sin encontrar demasiados problemas en ninguno de sus puzles, lo que también nos deja un sabor agridulce por el hecho de que nos guste mucho la experiencia pero que vemos que se agota tan rápidamente. Es ligeramente más largo que su primera parte, pero también sabemos que va a contar con DLCs, por lo que la pregunta debería ser que por qué no vamos a tener esos DLCs incluidos en el juego cuando el coste es suficiente para ello. Puedes considerar que es rejugable porque puedes volver a hacerlo para conseguir todos los sombreros y vestigios, pero todas y cada una de las situaciones se resuelven de la misma forma, así que esto último es solo para los coleccionistas de logros y trofeos. Nunca hemos considerado que la corta duración de un juego sea un problema si el precio es adecuado, pero aquí quizás es elevado para las horas que jugamos.

Plataformas, resolución de puzles generalmente sencillos, y algo de exploración suelen ser los elementos típicos de este tipo de juegos, y eso es justo lo que vamos a encontrar en las mecánicas de Little Nightmares 2. Sin embargo, posiblemente estemos en el juego en el que más opciones vamos a tener a la hora de resolver cada una de sus situaciones, no porque no sean lineales que lo son, sino porque se han añadido un montón de situaciones diferentes que no están ni en la primera parte ni en ningún otro juego de corte similar. El uso de la linterna para parar enemigos, la posibilidad de acabar con algunos de ellos usando martillos o barras de acero, algunas mecánicas en las persecuciones, la forma de ocultarnos de estos, o el propio añadido de un segundo personaje que no controlamos y que actúa de forma inteligente según nuestros movimientos en pantalla. Todos estos crean situaciones únicas que varían mucho de entre los cinco mundos del juego, cuatro de ellos bastantes más típicos que los anteriores y uno final donde tendremos que averiguar cómo seguir por el camino correcto y que incluso nos creará dudas de si lo estamos haciendo bien o no en más de una ocasión.

Todo esto se combina con bastantes situaciones de plataformas, generalmente sencillas de resolver, pero a las que también se les ha añadido algunos elementos curiosos que son más propios de otros juegos del género de las plataformas y que no suelen verse en juegos de puzles con sigilo. Posiblemente sea en su apartado jugable donde los chicos de Tarsier han hecho el mayor esfuerzo, intentando que esta continuación sea más rica y variada que su primera parte, tomando las mecánicas del primero como base para construir a partir de ahí, y aquí sí que se ve que han tirado la casa por la ventana hasta el punto que se le podría haber sacado más a muchas de ellas, porque algunas solo las haremos una vez y nos deja pensando que se podría haber estirado un poquito el chicle creando alguna habitación más con estas, o incluso mezclándolas entre sí. Por ejemplo, la mecánica de una de las zonas es la linterna, pero en otra zona no se vuelve a utilizar aunque la tengamos. En muchos juegos se utiliza esto para primero enseñar al jugador y después proponerle situaciones, y aquí se desaprovecha esto, lo cual hubiese servido de paso para añadirle alguna que otra horita más al desarrollo que no le vendría nada mal.

Desde que Limbo apareciese en el mercado en 2010 hemos visto muchos juegos de corte similar, juegos que combinan plataformas, puzles, y ciertos toques de terror o survival horror, todo ello en 2D o en 2,5D. Little Nightmares II no viene a revolucionar la fórmula tradicional para nada, aunque sí que le aporta algo más de profundidad en muchos de sus aspectos. Hemos visto el uso de la linterna tal y como lo usa Luigi en su mansión, lo cual resulta muy curioso porque en uno de ellos resulta tierno, divertido y entrañable, mientras que aquí resulta de lo más terrorífico. Hemos visto situaciones de persecución en las que cientos de manos nos intentan atrapar y tenemos que pasar milimétricamente por la zona sin peligro, o criaturas que nos persiguen con su enorme cuello decenas de metros para atraparnos con su boca, así como tantas otras situaciones que incluso si ya las hemos vivido en otros videojuegos cuando lo hacemos aquí resultan frescas y originales.

Quizás, lo más original de toda esta saga iniciada en 2017 con su primera parte esté en su acabado artístico, algo que suele dejarse de lado en muchos juegos y cuyos artistas deciden tomar atajos y que sus juegos se se parecen a otros ya existentes, o incluso a ciertas películas de ciertos directores. Tarsier Studios ha conseguido un estilo único, que en esta segunda parte se vuelve aún más oscura gracias a sus protagonistas, sus enemigos, y las posibilidades de juego que también se incrementa. Quizás éste sea el único juego en el que podemos acabar con los enemigos de diferentes formas según la situación, incluso con jefes finales, algo que sorprende y gusta y que muy probablemente veremos en otros juegos de corte similar más adelante. Y es que mientras que otros creadores decidieron que sus personajes fuesen de lo más vulnerables, aquí estamos hablando de dos pequeños personajes que son de todo menos inocentes...

La inmensa mayoría de juegos de corte similar, puzles 2D con plataformas tengan o no toques de terror, suelen tener un acabado artístico más o menos brillante, ya que sus creadores pretenden que nos metamos en el papel gracias a una gran ambientación, aunque después su acabado técnico suele quedarse un poquito atrás. Tanto la primera como la segunda parte de Little Nightmares ha optado por otro camino, creando una ambientación con una iluminación y unos personajes, escenarios y enemigos, dignos de los juegos AAA más costosos, aunque utilizando la ya clásica perspectiva del género que nos permite explorar los escenarios de izquierda a derecha, y en ocasiones con algo más de profundidad. Sí que tengo que reconocer que parece una oportunidad perdida el hecho de que algunos de estos escenarios tengan muchísima profundidad, esto es, que podamos ir arriba y abajo o meternos dentro de ellos y prácticamente no haya nada que hacer puesto que el camino principal sigue estando hacia la derecha. Aún así, todos ellos están hechos con un nivel de detalle exquisito y de manera muy original en todos los sentidos.

El único pero real que le hemos visto está también en uno de sus elementos más originales, y es el contar con un segundo personaje en muchos momentos en los que nos ayuda a resolver ciertas situaciones y puzles. Y digo que es un toque negativo porque le hemos visto comportarse de manera extraña en ciertos momentos, como por ejemplo cuando tenemos que estar ocultos porque algún enemigo nos persigue y éste se acerca por detrás, nos empuja, y nos deja al descubierto, teniendo que mover al personaje para que no suceda siendo imposible en ocasiones al estar pendiente del enemigo por ejemplo. La situación es un poco ridícula en ocasiones porque la IA de este personaje a veces sabe lo que tenemos que hacer y se adelanta a nuestros movimientos, buscando los puntos de cobertura a los que tenemos que ir (indicando así el camino) y perdiendo así también parte de la incertidumbre de no saber a dónde ir. Si, además, al hacer esto nos deja al descubierto y nos empuja de donde estamos ocultos y morimos por ello, la situación ya roza el sinsentido. Como ya hemos comentado, no pasa nada por morir en un juego en el que sales dos o tres metros por detrás y puedes volver a intentarlo tantas veces como quieras, pero no es la situación ideal y crear esa frustración en el jugador que ve que no puede hacerlo tan bien como querría porque el juego no le deja.