Introducción
El 13 de octubre de 2023 se puede marcar en los calendarios históricos del mundo de los videojuegos como una de las mayores victorias de Microsoft en su división de entretenimiento. Desde 2001 con el lanzamiento de su Xbox original, la compañía afincada en Redmond
ha tenido diferentes altibajos con sus Xbox, desde casi consigue derrotar a Sony en ventas en su época dorada con Xbox 360. hasta pasar por la más mísera miseria en su época de Xbox One y sus cuestionables estrategias de negocio. El plan marcado en 2017 está dando sus frutos, ese plan que ha afectado a millones de usuarios de todo el mundo en las dos últimas generaciones de la compañía con pocos títulos pero con un futuro más que prometedor y con el que quieren ser líderes del sector y estar por encima de todo el resto de la competencia con tres sencillos (pero muy caros) pasos, como son tener la mejor oferta de consola posible en cada generación (esto es, la más potente y la más barata), tener los mejores servicios para sus fans (esto es, Xbox Game Pass, aunque también PC Game Pass pero en menor medida) y tener los mejores juegos que es donde las generaciones anteriores cojeaba severamente.
¿Pero cómo conseguir los mejores juegos si la mayoría de ellos los tienen Sony y Nintendo? ¿Y cómo conseguir el apoyo de todas esas compañías third parties (externas a cualquier compañía) para que desarrollen sus mejores títulos en sus plataformas? Básicamente con dinero, y de hecho mucho, intentando comprar todas aquellas compañías que tenían los mejores juegos para ofrecerlos en exclusiva a sus socios, y
de paso y si es posible eliminar la posibilidad de que estos.juegos estén en las consolas de la competencia. Tras hacerse con varias compañías durante los últimos años, entre ellas Bethesda haciendo exclusivos sagas como The Elder Scrolls o títulos esperados como Starfield, en enero de 2022 anuncian un acuerdo con una de las compañías más grandes del sector por detrás de la propia Sony o Nintendo, como es Activision Blizzard, poseedora de la franquicia más exitosa de forma anual del mundo de los videojuegos como es Call of Duty, entre otras muchos. Lo que ha ocurrido a partir de este anuncio es historia.
Resumen: La compra de Activision Blizzard por parte de Microsoft en ocho pasos
Lo primero y para situarnos en el momento actual, queremos repasar en cómodos pasos lo que ha acontecido hasta ahora en esta situación, y que da para una serie de al menos siete episodios. Empezamos:
1) El 18 de enero de 2022, Microsoft anuncia su intención de adquirir Activision Blizzard por $95.00 USD por acción, en una transacción en efectivo valorada en $68.7 mil millones de dólares, incluido el efectivo neto de Activision Blizzard.
Este acuerdo convierte a Microsoft en la tercera compañía de juegos más grande del mundo por ingresos, detrás de Tencent y Sony, y le daría el control total y exclusivo de franquicias populares como Call of Duty, Diablo, World of Warcraft, Overwatch y Candy Crush.
2) Esto se produjo
en medio de una crisis interna en Activision Blizzard, que enfrentaba múltiples demandas y acusaciones por acoso sexual, discriminación y cultura tóxica de trabajo, que involucraban a su CEO Bobby Kotick. Aquí vemos la inteligencia de los responsables de Microsoft, aprovechando este momento de debilidad no solo por las demandas, sino también porque el 19 de noviembre de 2021, solo tres días después de que se publicara un informe del Wall Street Journal que revelaba más detalles sobre el escándalo, Phil Spencer, el CEO de Microsoft Gaming, se comunicó con Kotick para expresar su interés en explorar oportunidades estratégicas entre ambas compañías.
3) Al día siguiente, el 20 de noviembre, Satya Nadella, el CEO de Microsoft, llamó a Kotick y le planteó la posibilidad de una combinación estratégica con Activision Blizzard.
El 22 de noviembre, Microsoft hizo su primera oferta formal por $85.00 USD por acción. Entre el 23 de noviembre y el 15 de diciembre, Microsoft y Activision Blizzard mantuvieron varias reuniones y negociaciones para discutir los términos del acuerdo, incluyendo el precio, la estructura, el financiamiento y las cuestiones regulatorias.
4) El 16 de diciembre, Microsoft elevó su oferta a $95.00 USD por acción, lo que fue aceptado por el consejo de administración de Activision Blizzard al día siguiente. Sin embargo,
el acuerdo aún debía obtener la aprobación de las autoridades de competencia de varios países, entre ellos Estados Unidos, China y el Reino Unido. Recordemos que estos organismos actúan de forma independiente y solo entran a analizar aquellas grandes operaciones que creen que pueden poner en peligro el mercado y no actúan por denuncia alguna sino cuando ven que alguna acción pueda coartar de alguna forma el libre comercio y competencia.
5) El 13 de abril de 2023, la Autoridad de los Mercados y la Competencia del Reino Unido (CMA) bloquean el acuerdo original, argumentando que podría perjudicar la innovación y las opciones en los juegos en la nube, lo cual suena a todas luces como excusa ya que el juego en la nube está aún bastante verde como para ser considerado como un estándar en el sector. A pesar de que muchos medios afines a Microsoft lo anunciaran a bombo y platillo,
Sony no tuvo nada que ver con esta denuncia aunque sí fueron llamados a declarar y dar su opinión al respecto. Las malas lenguas aseguran que esto fue así porque en el organismo británico trabajan hijos de responsables de Sony, aunque en este mundo perfecto en el que vivimos ese tipo de cosas no suelen ocurrir...
6) En agosto de 2023, Microsoft seguía intentando desbloquear la situación realizando diferentes acciones para facilitarla, y uno de estos acuerdos fue
acercarse a Sony y plantearle un acuerdo de diez años vinculante en el que Microsoft se comprometía a lanzar todos los Call of Duty en las plataformas de la compañía durante los próximos 10 años y en igualdad de condiciones que en las plataformas de Microsoft. Ambos llegan a este acuerdo a finales de julio de 2023, dejando fuera al resto de franquicias de la compañía como Diablo u Overwatch, que pasarán a todas luces a ser exclusivas de las plataformas de Microsoft.
7) Para resolver otras de las preocupaciones de la CMA, Microsoft y Activision Blizzard reformularon el acuerdo en agosto de 2023,
cediendo a Ubisoft los derechos del negocio de juegos en la nube de Activision. Esto garantiza que Microsoft no tuviera un dominio absoluto sobre ese mercado. La CMA revisó el nuevo acuerdo y lo autorizó el 13 de octubre de 2023.<
8) El 18 de septiembre de 2023 se filtra un montón de información sobre los planes futuros de Microsoft cuando la Comisión Federal de Comercio (FTC) de Estados Unidos publicó por error un documento censurado con multitud de detalles confidenciales de los planes internos de Microsoft y Xbox, ZeniMax Media y Bethesda, y Activision Blizzard. Entre los planes filtrados se incluyen el lanzamiento de una nueva consola Xbox Series X sin lector de discos y con diseño cilíndrico en octubre de 2024, con un precio de 500 dólares y un nuevo mando con funciones similares al DualSense de Sony, el lanzamiento de la próxima generación de consolas Xbox en 2028, con una arquitectura basada en ARM64, una integración con la nube y el uso de inteligencia artificial y redes neuronales para mejorar los gráficos, el desarrollo de varios juegos exclusivos de Xbox y PC por parte de Bethesda, como The Elder Scrolls VI (2026), Starfield 2 (2027), Fallout 5 (2029) y Doom 3 (2030), o el interés de Microsoft por adquirir otras compañías como Nintendo, Valve y Warner Bros. Games, aunque sin éxito.
Una opinión como usuario y fan de los videojuegos
Conociendo la situación, personalmente estoy contento y triste a la vez. Si seguís a Ultimagame, ya sabéis que os dijimos desde el primer día que iban a haber problemas con las comisiones antimonopolio, pero que también se iban a acabar consiguiendo, lo que no quita este sentimiento desde el primer momento. Y es que como fan de videojuegos con más de 40 años jugando, puedo decir que he tenido casi todas las consolas existentes en el mercado, y actualmente tengo una Switch, una Xbox Series X, una PS5 y un PC con los que jugar, como buen fan de los videojuegos que se precie de serlo, y además también estoy suscrito por muchos años a Game Pass y desde hace ya unos cuantos. Este acuerdo me asegura no tener que gastar más dinero en Call of Duty, del cual soy fan desde el primero en PS2, pero también de juegos como Diablo o World of Warcraft, que tarde o temprano también acabará en consolas además de de seguir evolucionando en PC. Por ese lado no se puedo estar más contento con este acuerdo,
incluso sabiendo que el precio del servicio Game Pass seguirá subiendo en los próximos meses como la espuma, a pesar de haber subido en 2023 dos veces (una como subida anunciada y otra convirtiendo Xbox Gold en Game Pass Core y asegurándose que no se pueden reconvertir de forma barata entre ellos) pero también es normal teniendo en cuenta la de dinero que uno se ahorra teniendo la inmensa mayoría de títulos que uno persigue en su consola por un único precio anual.
Sin embargo, también me da una cierta tristeza, ya que la inmensa mayoría de estos juegos de esta compañía, Call of Duty, Crash Bandicoot o Spyro, son sagas que vimos nacer en PlayStation y cuyos fans no van a tener acceso a ellas. No todo el público que quiera seguir jugando a ellas se van a pasar de una consola a otra, por lo que se van a quedar sin disfrutar de algunos de sus juegos más clásicos y que de alguna forma los reconectar con su juventud o infancia. Y es que
hablamos de un acuerdo generado en base a la necesidad de una de las compañías por blanquear su situación comprometida por muchas denuncias de acoso, y la otra por necesitar títulos de calidad que enriquezcan el catálogo de sus consolas y que aún está mermado y con una enorme falta de títulos AAA de los denominados vendeconsolas. Puede parece que si tengo ambas consolas me pueda dar igual porque por el "mismo precio" pueda seguir disfrutando de todo, pero nunca me ha gustado ese doble juego, o doble moral, del abusón que tiene más dinero y se hace con lo que quiere a la fuerza. Sony y Nintendo han luchado con las herramientas que permite el mercado para estar donde están, y ambas han sacrificado, ganado y perdido en muchas ocasiones, mientras que Microsoft solo tiene dinero, y si pierde solo tiene que invertir más.
Hay que recordar una cosa importante. Hay muchas voces críticas que dicen cosas como que Microsoft está haciendo lo que Sony inventó e hizo con anterioridad como apropiarse del mercado con exclusivas, pero
Sony solo ha repetido movimientos que ya se hicieron con anterioridad, no solo hace unos años sino casi desde el inicio del mercado de los videojuegos tal y como lo conocemos a día de hoy. Por ejemplo, Sony solo se ha hecho (comprado) con compañías que ya trabajaban en exclusiva para ella, los denominados "
second parties", y que son aquellas compañísa que aún siendo financiadas por la empresa madre (en este caso, Sony), siguen manteniendo un estatus de desarrollo en exclusiva. Solo Bungie, que es una compañía que fue de Microsoft como second party, y posteriormente second party de Activision, es la que han adquirido desde Sony y cuyos títulos además van a seguir siendo multiplataformas. Y es que este acuerdo con ellos viene más por la necesidad de contar con alguien que sepa hacer juegos de éxito GAAS, es decir, juegos que puedan ser gratis y que se mantengan con el tiempo haciendo ganar dinero mediante la compra de objetos y microtransacciones, y así poder desarrollar sus propias franquicias. El resto de compañías, Naughty Dog, Sucker Punch o Insomniac entre ellas son compañías que ya eran de facto de la propia Sony.
En cuanto a lo de
conseguir franquicias en exclusiva o pagar por exclusivas temporales, es algo que viene dado desde el inicio de los tiempos en el mercado y que no inventó Sony.
En la época de Xbox 360, Activision y Microsoft ya tuvieron acuerdo exclusivos por tener todos los DLCs de Call of Duty con un mes de antelación con respecto a PC y a PS3, y lo hicieron a golpe de talonario. Incluso antes, a principios de los 2000, la propia Microsoft llegaba a acuerdos exclusivos con compañías como Electronic Arts por el lanzamiento de juegos exclusivos como Jade Empire, Sudeki o Caballeros de la Antigua República para su Xbox original. Si nos remontamos antes en el tiempo, la primera actuación de este estilo fue de la propia Nintendo, quienes en 1989 conseguían un acuerdo de exclusividad para llevarse el gran juego de recreativas, Tetris, para su pequeña gran portátil que aún no había salido al mercado, Game Boy.
Incluso tres años más tarde, SEGA también llegaba a acuerdos similares con EA para llevarse sus FIFA, Madden o PGA a su Megadrive en exclusiva y evitar así que las consolas de Nintendo los tuviesen, y fue así durante un año completo.
Microsoft es la única compañía que está intentando reventar el mercado a golpe de talonario, y de hecho las comisiones antimonopolio lo saben, y por ello han entrado a bloquear estas acciones no porque la compra de Activision Blizzard sea definitoria, que no lo va a ser, sino como medida disuasoria y marcar de alguna forma una línea que Microsoft no pueda pasar, diciéndoles de en esta ocasión sí que lo van a permitir pero que se lo piensen mucho más para el resto de adquisiciones que tengan en mente.
Una opinión como analista
Call of Duty es el juego más vendido de cada año, especialmente en las consolas de Sony. Esto hace que la compra de Microsoft por parte de Sony haya sido un movimiento excepcional porque se aseguran que sus fans van a ir a donde CoD vaya. Durante los últimos años se han escuchado muchas voces críticas contra la empresa y el desarrollo de los juegos, que cada vez se reutiliza más, o que cada entrega de CoD es de menor calidad que las anteriores, y aún así siguen siendo los juegos más vendido año tras año. De hecho,
este 2023 tenemos Modern Warfare III que utiliza el 100% de los mapas multijugador de anteriores entregas aunque remasterizados, y que incluso han tenido que salir a la defensiva argumentando que a pesar de ser los mismos mapas están optimizados, cambiados en mecánicas de juego, y enormemente mejorados a nivel técnico. Esto hará que muchos de sus fans se tengan que hacer con futuras consolas de Microsoft, incluso antes de los diez años en los que Sony se han asegurado seguir contando con sus propias versiones de juego, ya que una consola ligeramente más potente puede tener mejor rendimiento y más opciones.
Si lo miramos desde el otro punto de vista, a Sony le plantea una situación que no tenían prevista, y que ha estado durante los últimos meses ocultando como ha podido,
con rebajas en su consola a pesar de ser líderes de venta, hasta el lanzamiento de varios periféricos seguidos (Portal, VR2, modelo Slim...) en un intento por echar tierra de por medio a esta adquisición. Básicamente, el acuerdo de COD tiene una vigencia de diez años, y aunque incluso pueda renovarse según le sea o no interesante a Microsoft, tienen ese tiempo para poder crear sus propios acuerdos con compañías para desarrollar shooters en primera persona, que ahora mismo no tienen por haberse hecho Microsoft con la gran mayoría de compañías que los desarrollaban, o incluso para crear sus propias compañías que los hagan. Desde las últimas entregas de las sagas Killzone o Resistance, no cuentan con ninguna entrega de FPS de calidad que les hagan ser referencia para los fans del género, y aunque a principios de los 2000 eran el género de moda, hoy en día es un género que no llama demasiado la atención pero que sigue teniendo a muchos seguidores, lo que significa que sin contar con los DOOM o QUAKE (id Software ahora de Microsoft) o Call of Duty (Activision, ahora de Microsoft), se van a quedar sin exponentes del género y lo necesitan.
Ahora es el momento de reinventarse y de formar nuevas compañías que les hagan estos juegos que tanta falta les van a hacer durante los próximos años, o de utilizar algunas de las actuales para ello como la propia Guerrilla creadora de la saga Horizon pero también Killzone quienes ahora tienen más experiencia en narrativa y jugabilidad para crear una nueva entrega de esta saga. Otra alternativa podría ser contratar a gente descontenta con sus propios responsables como a los creadores originales de Call of Duty, Jason West y Vince Zampella, quienes abandonaron Infinity Wars tras desacuerdos con Activision para crear a sus propios proyectos, incluso actuales desarrolladores de esta compañía o de otras similares como Treyarch quienes se han visto obligados a seguir haciendo una y otra vez lo mismo por su compañía madre porque es lo que tiene éxito actualmente bloqueando su visión creativa, o incluso estudios que han trabajado en sagas de éxito en el género de los FPS como ex-integrantes de Kaos Studio, creadores del excelente Homefront quienes han trabajado en sagas como la saga Metro o incluso Battlefield.
Está claro que Sony tiene ahora que ponerse las pilas, porque se queda en sus consolas, actual y próximas, sin juegos de uno de los aún géneros más demandados del panorama actual como son los juegos de disparos en primera persona. Ahora es el momento de reinventarse y de apostar también por jóvenes promesas para no abandonar a todos esos fans que quieren seguir comprando sus PlayStation y que quieren seguir jugando a esos juegos a los que tanto cariño tienen y que, a golpe de talonario, han perdido la oportunidad de hacerlo.