Ya os
hablamos anteriormente de la compra por parte de Microsoft del gigante Bethesda a finales de verano de 2020. Esta operación ha sido una de las mayores dentro de la industria de los videojuegos que se ha consolidado por una cantidad de
siete mil quinientos millones de dólares, y el objetivo claro de Microsoft era (y es) poder contar con una ventaja estratégica de cara a la competencia directa con Sony y su PlayStation 5 gracias a poder contar con juegos como DOOM, Fallout, The Elder Scrolls, Rage o Dishonored en exclusiva para su plataforma. Era lo más lógico, aunque en este
mismo artículo también os comentábamos que sabíamos de alguna forma que PS5 no se iba a quedar sin sus juegos, al menos inicialmente.
Como comentamos, tanto Deathloop (Arkane Studios) como Tokyo Ghostwire (Tango Softworks) son los dos primeros juegos de Bethesda para la próxima generación y van a aparecer en PS5 con una exclusiva temporal, pero además también os dijimos que
juegos como Starfield y The Elder Scrolls VI: Redfall acabarían apareciendo en PS5 además de Xbox y PC, por ser juegos que llevan ya mucho tiempo en desarrollo y porque sería tirar dinero a la basura por tener estas versiones ya muy avanzadas, y a pesar de todos sus acuerdos, hablamos de empresas a las que no les gusta tirar a la basura por el "simple" hecho de haber cerrado un acuerdo. Esta pasada semana el
CFO de Microsoft Xbox, Tim Stuart, lo confirmaba argumentando que los juegos de Bethesda llegarán primero a Xbox o, si salen a la vez en otras plataformas lo harían incluso mejor (mejores versiones), confirmando que vamos a tener juegos de Bethesda en otras plataformas como Switch o PS5. La comunidad se ha vuelto a dividir entre los usuarios de Microsoft que piensan que no deberían salir porque perderán el impacto de ser exclusivos, y los usuarios de PS5 que se alegran de que vayan a poder seguir jugando a sus juegos.
Sin embargo, es un movimiento muy claro que os adelantábamos hace unos meses como decimos, y además marca el camino que Microsoft como empresa va a seguir con Bethesda como empresa desarrolladora de videojuegos que forma parte de Microsoft Game Studios, así como sus próximos pasos. Obviamente no lo han dicho en público, pero estos movimientos y el camino muestran claramente la política y la estrategia del gigante americano.
Bethesda es una compañía que ha lanzado al mercado muchos grandes juegos, pero parece estar más especializada en dos géneros como son los
action-rpg (Fallout, The Elder Scrolls) y los FPS (DOOM, Rage, Quake). También cuentan con aventuras (Prey) o sigilo (Dishonored) aunque en menor medida que las sagas nombradas previamente. Por ello cuentan con un enorme catálogo de grandes franquicias que pueden y serán rentabilizadas con el tiempo con sus juegos, aunque cualquier compañía necesita ingresos para poder seguir trabajando, y en el caso de Microsoft y Bethesda, estos deben ocurrir pronto para rentabilizar este gran desembolso en la compra de la empresa y los enormes costes de producción y desarrollo de sus juegos, ya no solo de cara al mercado y a sus usuarios, sino también a los accionistas que pueden ver en esta operación un riesgo muy grande que puede poner en peligro el valor de sus acciones si no hay una rentabilidad a corto y/o medio plazo.
Por ello, la estrategia por parte de Microsoft parece muy clara, y es como siempre os decimos siempre que hablamos de Microsoft, a medio y largo plazo. Por un lado,
esta compra puede garantizar juegos exclusivos si son necesarios, es decir, cuando sus consolas Xbox Series y Xbox One deban tener un valor diferencial con respecto a la competencia teniendo juegos exclusivos. Esto debería ser desde el día 1 de lanzamiento, pero los primeros juegos de la compañía no van a aparecer en Xbox, por lo que se puede perder un poco el impacto de esta compra/alianza, así que mientras eso ocurre es necesario que siga entrando dinero en la compañía, y para ello nada mejor que seguir vendiendo estos juegos también en la competencia, especialmente aquellos que llevan ya mucho tiempo en desarrollo como Starfield y/o TES VI. Los juegos exclusivos se pueden rentabilizar fácilmente si el coste de producción no es elevado (en el caso de Bethesda, prácticamente ninguno) o si hay muchas unidades vendidas (en el modelo de la venta) y/o jugados en el modelo de alquiler (Game Pass).
Aunque es algo muy extendido, según los últimos estudios de la Entertainment Software Association (ESA), el organismo americano que se encarga del control y estudios de numerosos aspectos de los videojuegos en Estados Unidos, y por ende, a nivel mundial, el interés por parte de los jugadores para el género mayoritario de Bethesda (RPG) no llega al 20%, aunque fluctúa dependiendo en cómo consideramos un juego (si es rol, si es acción, o si es action-rpg) y dependiendo del año en el que se mide. Como ejemplo vamos a nombrar los dos juegos que deberían ser los dos próximos lanzamientos de la compañía como son, repetimos, Starfield y TES VI que son dos action-rpg.
El número de Xbox One vendidas hasta 2020 ronda los sesenta millones de unidades, y se estima que un 60% de sus usuarios tienen el Game Pass de forma habitual o con una suscripción anual. Los cálculos los podéis ver en la siguiente imagen que nos da un valor del posible ingreso de la compañía por este juego, a los que habría que añadir los diferentes meses que los usuarios sigan jugando al mismo. Por ello hemos decidido hacer un cálculo %u201Ca ojo%u201D subiendo el porcentaje hasta el 50% del 20% comentado previamente. Hablamos del Game Pass y no de la venta de juegos porque muchísimos usuarios que se están comprando consolas de Microsoft o ya la tienen consideran que el Game Pass es una de sus mayores virtudes y, de hecho, muchos no considerarían comprarse un juego que ya puede ser jugador en este servicio, por lo que el número de unidades vendidas sería muy pequeño y, especialmente, cuando bajase de precio (el efecto de "me gusta el juego pero como ya he jugado me lo compro cuando baje").
Como vemos en la imagen, el número no es muy grande para un juego que solo en marketing y promoción podría superar perfectamente los cien millones de dólares y sin contar con los costes de producción. Si Microsoft consigue vender de su Xbox Series un número similar a PS4 o incluso superior, el desarrollo de sus juegos sí que podría compensar el ser lanzados en exclusiva, pero hasta tener este número de consolas sus usuarios y las ventas serían mínimas, por lo que no compensa en absoluto a menos que se lancen en más plataformas con la posibilidad de una mayor venta.
Por supuesto no estamos contando con crossovers, uso de las licencias, merchandising y demás ingresos que puedan seguir generando todos los productos de la compañía, campeonatos de Quake y tantas otras vías de ingreso. Pero es que
compensar los siete mil quinientos millones de dólares de la venta en poco tiempo solo se puede hacer si las ventas o uso de sus juegos son muy elevadas. Tampoco estamos contando el número de unidades vendidas tanto por los jugadores que jueguen en el Game Pass como por el 40% restante que podría comprarse el juego de lanzamiento. De esta forma, durante los primeros años en los que el número de consolas vendidas se incrementa pero no hay muchas en las manos de los usuarios, estos números y porcentajes serían una pequeña fracción de lo que hemos visto aquí con estimaciones a medio/largo plazo.
Así que la idea debería estar en seguir siendo multiplataforma durante los primeros años e ir mirando el mercado para decidir sus próximos movimientos.
Si hay muchas consolas vendidas y un interés muy grande por parte de los usuarios de Xbox en sus franquicias, veríamos como de aquí hasta 2024 o 2025 seguiríamos teniendo juegos en todas las consolas, y a partir de aquí solo los tendríamos en las consolas de Xbox porque ya serían rentables. O bien
decidir según qué juegos de forma estratégica se van lanzando en ambas consolas (por coste o por interés de los usuarios) y cuáles otros son exclusivos para Xbox.
Sea como sea, vamos a seguir viendo juegos de Bethesda en PS5 y Switch durante los próximos años hasta que el número de Xbox en manos de usuario sea mayor y se pueda rentabilizar el modelo que Microsoft quiere imponer con el Game Pass.