El anuncio del nuevo Tales of Berseria ha levantado ampollas entre los fans al anunciarse como salida para PS4... Y PS3. Parece que
Bandai Namco y el
Tales Studio quieren rentabilizar al máximo el engine de
Zestiria (que también va a portarse a PS4). Y no es el único, PS3 sigue estando muy fuerte en desarrollos presentes y futuros para tener a su sucesora en la calle desde hace ya 19 meses.
Que nadie se sorprenda... Ya pasó con PS1, que Sony tuvo que
matar en Japón, casi prohibiendo nuevos lanzamientos en la máquina para que arrancase PS2. También ocurrió con PS2, cuyas excelentes ventas y largos tiempos de desarrollo, unidos al éxito de Wii - que alargó la vida de la máquina - ahogaron los primeros años de PS3. Y ahora lo estamos viviendo con PS3 y PS4... Aunque aquí el problema se agrava, ¿por qué? Porque las compañías de desarrollo, especialmente las compañías japonesas,
cada vez se encuentran menos preparadas para hacer frente a los ambiciosos y costosos desarrollos de la nueva generación.
Sumar una mayor resolución al original... Et voilà! Ya tenemos un juego de PS4.
En
PS1 las últimas compañías en dar el salto fueron las más pequeñas, que trabajaban muy cómodas con el sencillísimo
hardware RISC de la máquina. Los últimos títulos fueron en general desarrollos manga y de títulos
low cost. En
PS2 la cosa se complicaba, el salto a PS3 no era fácil, y compañías medianas como
Nippon Ichi o Atlus se resistieron todo lo posible; en Japón, el esperadísimo
Persona 4 salió para PS2... Y en occidente, los estudios medianos también prolongaron años de vida a la máquina sin decidirse a dar el salto a
Xbox 360, y apoyándose en el éxito de Wii, con una potencia muy similar. Ahora el problema es todavía más evidente, y con más de un año y medio en el mercado, PS4 todavía tiene que convivir con su hermana en muchos de los lanzamientos estrella de este 2015, como
Destiny o Mortal Kombat, incluso el próximo - y esperadísimo -
Metal Gear Solid V: The Phantom Pain. Y aunque las compañías más fuertes poco a poco se van centrando en exprimir la nueva generación con títulos como
Batman: Arkham Knight o
Call of Duty: Black Ops III, en Japón todavía son más tímidas, y lo que se está haciendo son ports de PS3 con mínimas mejoras: es el caso de
J-Stars Victory VS�-�-�, JoJo Bizarre Adventures, Final Fantasy XIV, Dragon Quest Heroes, Resident Evil Revelations 2 o Dragon's Dogma Online.
Por si fuera poco, las ventas en Japón de la
nueva generación no son nada buenas, y esto
desanima todavía más a las compañías, incluso a las más grandes, que escogen con mucho cuidado sus proyectos
AAA. Y recordemos que en el archipiélago nipón
Xbox One tiene una presencia anecdótica, así que los juegos de corte nipón los tiene que sostener solo PS4.
Con este panorama creo que ya es más fácil entender por qué ha habido decisiones como el lanzamiento dual del nuevo Tales of Berseria, y todo apunta a que no será el único ni el último, y seguirá el
chorreo de juegos hasta bien entrado 2016 (aunque eso sí, con cuentagotas). Y todo ello siempre que
Wii U no mejore sensiblemente sus ventas y más desarrollos se vuelven hacia ella (y PS3/X360). En Europa se está intentando cortar el grifo (por ejemplo, algunos juegos para PS3 ya solo llegan de forma descargable, o como en el caso de
Dragon Quest Heroes, parece que no van a llegar).
En PS3 habrá peores texturas y menos enemigos en pantalla. ¿En serio?.
Seguro que algunos de los poseedores de PS3 que aún no se han hecho con PS4 se están alegrando de la situación... Pero eso es no tener demasiada visión. Tarde o temprano la consola agonizará, y llegaréis a una PS4 que no será - ni de lejos - tan interesante en catálogo y posibilidades jugables.
La falta de innovación de las nuevas consolas, la incapacidad para hacer algo realmente novedoso con su potencia, lo anquilosado del método de trabajo de muchos estudios (especialmente los nipones) y el elevadísimo coste de desarrollo de nuevos juegos están consiguiendo que la nueva generación esté tardando mucho más en iluminarse, pero además que brille mucho menos de lo esperado. Una pena...