Tras probar a fondo el nuevo enfoque que tiene
Sherlock Holmes: Capítulo Uno os hemos preparado un resumen con nuestras impresiones, que servirá de pre-análisis del juego. Y es que hay puntos muy interesantes y bien llevados en este nuevo
reboot de la saga, que viene a demostrar que no está todo inventado...
Un nuevo punto de vista, un nuevo origen
El primer punto que sorprende - y gusta - de
Sherlock Holmes: Chapter One es el cambio, la idea de esta ante algo nuevo. Cambio de localización, cambio de personajes (sí, varios, porque Watson desaparece para ser muy correctamente sustituido por nuestro amigo
Jonathan) y cambios en la forma de jugar. Por mucho que me enamore el Londres victoriano, la idea de cambiar la acción a la isla mediterránea de
Cordona, y descubrir un nuevo entorno es brillante. Además, podemos hacerlo a nuestro ritmo, con un concepto más de mundo abierto, más colorido y muchas más opciones jugables. No es el mejor ni más rico mundo abierto que hemos visto, pero se agradece su solidez y posiblidades. Ojo, eso sí, que tras el color y la aparente alegría se esconden potentes organizaciones criminales enraizadas en la isla, y muchos crímenes para resolver...
Se abandona también la emblemática
Baker Street para llevarnos a resolver - otro - misterio en la mansión familiar de los
Holmes, abandonada y maltratada por el tiempo tras la muerte de nuestra madre hace 10 años. Aquí están las claves del misterio, y la vieja casa no solo nos servirá de
Hub o punto central de nuestras investigaciones, también irá mejorando su aspecto y abriendo nuevas salas conforme vayamos avanzando en la aventura. Esto también es un detalle interesante porque nos muestra a un
Sherlock más cercano y vulnerable que nunca, vinculado a un misterio que le afecta claramente en lo personal...
Pero de todo, lo que más nos ha gustado es la aparición de
Jonathan como contrapunto y conciencia moral de Sherlock. No solo nos ayudará y apoyará (además de dar pie a minijuegos o retos), también se verá influido por nuestra forma de tratarlo, como una persona normal. Somos fans del buen doctor, pero este personaje - más joven y dinámico - ha resultado un sustituto sobresaliente.
Puestos a deducir...El sistema de pistas
En
Sherlock Holmes: Chapter One también se ha evolucionado la mecánica deductiva incorporando distintos elementos. Por supuesto, concentrarnos y examinar un objeto (o a una persona) sigue siendo fundamental para avanzar, y aquí el sistema está calcado de
Devil's Daughter, pero se ha enriquecido con distintos factores, potenciando el
Palacio de la Mente, algo que los fans de
Sherlock tenemos muy interiorizado.
En este lugar podremos examinar pistas y crear nuestras conexiones de una forma rápida y eficaz. Ojo, que no siempre todo es inmediato y a veces, un indicio casual puede llevarnos a una conclusión precipitada (pero errónea), ya que el juego nos deja crear nuestras teorías con
cierta libertad. Vale, no hay muchas opciones (en la demo inicial, solo 2 posibles culpables para un crimen de asesinato), pero la cosa se va complicando conforme vamos avanzando, y tenemos que
calentarnos la cabeza no solo buscando pistas, también sacando la información correcta de cada una de ellas.
Ojo, que esto no siempre será bueno, hay momentos en los que tener que utilizar continuamente el inventario para sacar un objeto (o tema de conversación) con todos los personajes secundarios acaba siendo un engorro, pero es cierto que nos ha dado más sensación de control, es más que un simple
elegir la opción correcta (como hemos visto en otros juegos de detectives), y la recompensa al hacer bien un razonamiento es más auténtica.
Sherlock todavía no es un hombre de acción
Posiblemente el punto
más flojo de Sherlock Holmes: Chapter One sea el sistema de acción del personaje, que resulta lo más tosco (y menos pulido) del juego, más allá de las limitaciones lógicas del mundo abierto en un juego de su presupuesto.
Vaya por delante que el juego nos da la opción de resolverlo (casi) todo mediante el razonamiento, la búsqueda de pistas y la posibilidad de señalar al culpable ante las autoridades, pero si todo se complica siempre podemos reducir al culpable usando nuestros conocimientos de artes marciales, o incluso armas de fuego. Aquí el juego presenta una interfaz tan brusca como limitada para los combates, siendo más una formalidad que algo emocionante o efectista.
Algo positivo, eso sí, es la opción de disfrazarnos para cambiar la actitud de los demás (algo al estilo del
Agente 47 de Hitman), pudiendo obtener pistas si vamos como policía, o si nos hacemos pasar por un mendigo en el que nadie repararía. Por otro lado, el uso de la fuerza excesiva (por ejemplo, matar a un sospechoso) tendrá fuertes repercusiones en nuestra relación con
Jonathan, y en el final del juego.