Una verdadera lástima que se pierda así la oportunidad de llevar una de las sagas más divertidas en cuanto a los FPS se refiere al mundo de la realidad virtual. De hecho, Serious Sam podría considerarse como un juego óptimo para llegar a esta nueva tecnología teniendo en cuenta que gráficamente nunca fueron punteros, ya que su principal objetivo era hacer un juego muy divertido en el que pudieran jugar de forma cooperativo varios jugadores. Con esta aproximación al VR, pierden el cooperativo, pierden el multijugador competitivo, y pierden la capacidad de movimiento, haciendo un simple juego de oleada tras oleadas que, tras un par de partidas nos quedaremos con ganas de mucho más, sobre todo si ya hemos jugado a entregas anteriores.
Sinceramente, a finales de 2016 hay que decir que la realidad virtual está muy verde, y que no es el momento de que el gran público acabe haciendo un enorme desembolso en comprarse lo que hace falta, ni en PC (que es mayor por necesitar un equipo muy caro), ni tampoco en PlayStation porque sus juegos también dejan (en su mayor parte) bastante que desear. Obviamente, estamos deacuerdo en que alguien tenía que dar el primer paso, y estos son difíciles ya que hay que abrir el mercado, pero los usuarios nos merecemos algo más de calidad al tener que pagar unas cifras tan elevadas por una experiencia que, una vez puestas las gafas y jugadas las primeras partidas, nos olvidaremos enseguida que es algo novedoso. Y si encima es así de pobre la experiencia jugable...