Opinión final
Creada pensando en los fans más hardcore de SEGA, podría ser el eslogan de presentación de una máquina que ahonda en el catálogo de 16 bits de la compañía del erizo azul, y rescata algunos de los mejores títulos que vieron la luz en MegaCD. De esta forma,
Mega Drive Mini II se convierte en un imprescindible para aquellos que quieran disfrutar de forma legal de una selección de lo mejor de SEGA entre 1988 y 1996; simplemente por tener la consola física, una emulación muy decente y su interfaz para guardar partidas, el precio está más que justificado.
Hay puntos muy brillantes en la interfaz y la emulación, y quizá el más sorprendente de todos sea la opción de elegir el tipo de
sonido, si queremos que suene como si fuese a través del chip de la primera Mega Drive, o de esta segunda (la opción por defecto), ya que era sutilmente diferente, y aquellos con el oído más fino podrán distinguirlos claramente. Por contra, en temas donde otros emuladores ofrecen opciones como rebobinado de la acción o un gran catálogo de
scanlines para adaptar la experiencia nos quedamos con lo mínimo, un filtro básico y 4 opciones de guardado por juego.
La emulación no es precisamente perfecta, pero sí muy correcta, y la selección de títulos es más que interesante,
además de estar especialmente cuidada para los lanzamientos regionales; por ejemplo, recibimos Soleil en castellano, un gran detalle (como ya pasaba en MegaDrive Mini con Story of Thor y Light Crusader). Lo que nos sigue sin gustar ni un pelo es que los catálogos sean diferentes entre países, ya que al dejarnos elegir idioma y versión de algunos juegos nos hubiera parecido mucho más lógico poder jugar a títulos como
Captain Tsubasa, Shin Megami Tensi o Lunar, aunque fuese solamente en japonés, y creemos que lo mismo pasaría en otros mercados...
Como suele pasar, la consola es mejorable en varios aspectos; el más importante, el precio, que se eleva de los 79.95 oficiales de la primera versión a 109.95, añadiendo además un solo mando en lugar de dos, aunque sea de 6 botones, y aunque los juegos suban de 42 a 60, el incremento de precio es casi el 50% (además sin ofertas, porque se ha puesto a la venta exclusivamente a través de Amazon). Por otra parte, y como decimos, parte de una experiencia
complementaria a la de la primera MD; salvo que ya tuvieseis una buena colección de títulos originales y una Mega Drive operativa en casa, no tiene mucho sentido esta segunda versión sin la primera, ya que los títulos más representativos del catálogo se quedaron allí, y aquí recibimos secuelas y juegos de menor popularidad (aunque, ¡ojo!, esto también es un reclamo, ya que hay propuestas muy originales que bien merecen echarles un ojo). Es más, gracias
al mando de 6 botones incluido con la consola ahora es más fácil y divertido disfrutar de títulos como Street Fighter II o Eternal Champions, mientras que las propuestas 2 jugadores como
Street of Rage 3 o Final Fight CD son perfectamente jugables con mandos clásicos.
Por último y como conclusión final, podemos recomendar la compra a los que vivieron la época dorada de SEGA en 16 bits, por el factor nostalgia (muy bien aprovechado, la verdad), siendo también un gran reclamo para esos auténticos amantes de los videojuegos que quieren conocer su historia, y ver en primera persona cómo impactó en los videojuegos la llegada del
MegaCD y la mayor capacidad de almacenaje de los discos con respecto a los cartuchos; es cierto que solo tenemos una selección de títulos de este periférico, pero entre ellos hay grandes joyas como
Sonic CD,
Final Fight CD,
Ecco the Dolphin o
NightTrap.