Llega un momento en el que no se empieza a entender la filosofía de una compañía en el lanzamiento de algunos de sus productos. Está claro que SEGA no está viviendo sus mejores momentos. Una enorme compañía con una enorme trayectoria que fue una de las más importantes en el mundo de los videojuegos y que, a día de hoy, podría estar un poco de capa caída gracias a no haber acertado con su política, ni en consolas ni en cuanto a juego se refiere.
Éste no es sino otro ejemplo más de esta extraña estrategia que la que ahora parecen embarcados. Se trata de un nuevo recopilatorio (y ya no se cuantos van) en el que ofrecen otra vez muchos de sus grandes clásicos de los años 90 al público actual, lo cual no estaría mal si no hubiesen hecho ninguno... ¡pero es que sí que lo han hecho! Puede que haya algún juego en estos 50 que no se hayan ofrecido aún, y por supuesto el coste de desarrollar este nuevo juego es ínfimo, ya que solo hay que poner el emulador que ya tienen corriendo desde hace años y los juegos hechos desde hace más de 20 años.
No niego que la nostalgia sea una fuerza muy poderosa en muchos de nosotros, pero viendo la vida que a ciertas franquicias (como Sonic) o a ciertos juegos (como los retro) se le están dando por parte de algunas compañías, y muy concretamente por parte de SEGA, es como si el objetivo final fuese destruirlas, crear algo que no interese a nadie, o de lo que tenemos por narices que acabar cansados y aburridos. Luego se extrañan que lancen un nuevo juego de algunas de estas franquicias y no tenga el éxito que, según ellos, merecen.
Lo retro está bien, pero con moderación y siempre que ofrezcan algo nuevo a cambio. Algo que merezca la pena.