Un legado que resuena en cada golpe
Si alguna vez comandaste a los Patapon en PSP, reconoceremos al instante la esencia de Ratatan. Pero aquí, la fórmula evoluciona: imaginemos dirigir no a cuatro, sino a más de 100 unidades simultáneamente, sincronizando sus movimientos con ritmos compuestos por Hideki Sakamoto (Legend of Patapon, Mario & Luigi: Conexión Fraternal). Cada pulsación de los botones desencadena ataques, defensas o habilidades especiales, exigiendo precisión milimétrica y planificación táctica. Salvando mucho las distancias, sus mecánicas de juego para los que no conozcan los juegos anteriores podría ser una fusión magistral entre la exigencia de un soulslike y la coreografía de un rhythm game.
Creando un contexto: Cuando el ritmo se convierte en arma
Tras una década sin novedades en la saga Patapon, Ratatan surge como su heredero no oficial. Usando Unreal Engine 5, el juego traslada su acción a Ratatan, un planeta donde criaturas de arcilla luchan contra los Mekadon, máquinas que esclavizan mediante el silencio. Durante el Tokyo Game Show 2023, los desarrolladores confirmaron que el sistema de combo rítmico permitirá encadenar hasta 16 patrones de tambores, desbloqueando habilidades como invocar lluvias de meteoros o curar unidades heridas. La personalización de cada Ratatan con armaduras y armas modificables añade capas estratégicas inéditas en la saga original, mientras el modo cooperativo para 4 jugadores exige una sincronía casi telepática para orquestar ataques masivos.
Su sistema de control como una evolución de Patapon
El corazón de Ratatan late al compás de sus controles intuitivos pero profundos. Utilizando un esquema similar a los clásicos Patapon, los jugadores marcaremos ritmos con combinaciones de botones que imitan golpes de tambor: Pata (cuadrado), Pon (círculo), Don (triángulo) y Chaka (equis). La magia reside en cómo estos patrones básicos se transforman en órdenes complejas. Por ejemplo, una secuencia Pata-Pata-Pon-Pon podría hacer avanzar a nuestras tropas en formación de escudo, mientras que Don-Chaka-Don activa un ataque cargado sincronizado con el drop de la música.
La verdadera innovación surge en el control de unidades individuales. Al mantener L2, el juego entra en modo táctica, permitiéndonos seleccionar grupos específicos con el stick derecho y asignarles objetivos independientes. Imaginaos dirigir un escuadrón de arqueros para flanquear por un acantilado (Pata-Pon en modo táctica) mientras el grueso del ejército distrae al enemigo con redobles de tambor (Don-Don-Pata). El sistema de feedback háptico añade una capa crucial: en PlayStation 5, cada tipo de golpe (Pata, Pon, Don) vibra con una intensidad y frecuencia distinta, ayudándonos a mantener el compás incluso en momentos caóticos.
Por ejemplo, durante un enfrentamiento contra un Mekadon colosal, deberemos alternar entre cuatro acciones simultáneas:
1. Marcar el ritmo base para mantener el avance de la infantería (Pata-Pon-Pata-Pon).
2. Activar habilidades especiales de las unidades de soporte con Chaka en momentos precisos (curar al tercer tiempo de un compás 4/4).
3. Ajustar la formación defensiva usando el modo táctica mientras la melodía principal continúa.
4. Coordinar con otros jugadores en línea para ejecutar un combo sinfónico (ej.: si todos pulsan Don en sincronía, se invoca una lluvia de meteoros).
Esta coreografía entre dedos, oídos y memoria muscular convierte cada batalla en un ballet estratégico donde el más mínimo error rítmico puede desencadenar el caos.
Desarrollo Detallado: Profundizando en el Arte de la Guerra Musical
A diferencia de Patapon, donde el enfoque era lineal, Ratatan ofrece escenarios abiertos con objetivos dinámicos. En una demo de Gamescom 2024, los jugadores debían escoltar a un Ratatan gigante mientras repelían oleadas de enemigos al ritmo de una percusión tribal. El feedback háptico de DualSense y Joy-Con se ajusta a cada tipo de tambor, creando una inmersión táctil única que transforma cada pulsación en una experiencia física.
La historia, escrita por Aya Kyogoku (Animal Crossing: New Horizons), gira en torno a Ratatan, una guerrera arcillosa que busca reunir a las Cuatro Tribus del Ritmo. Los antagonistas, los Mekadon, son máquinas que «roban sonidos» para debilitar a nuestro ejército. Según análisis, las decisiones morales afectarán la lealtad de nuestras tropas, obligándonos a elegir entre la eficiencia en combate o la supervivencia de aliados.
El ecosistema interactivo hace que los enemigos aprendan de nuestros patrones rítmicos: si repetimos secuencias, desarrollarán contramedidas. El Taller de Creación, comparado con Super Mario Maker, permite compartir ritmos y diseños de unidades con la comunidad, mientras los eventos en tiempo real, como torneos globales en Arenas Sonoras, prometen mantener viva la competencia.
Primeras Impresiones: Un viaje entre el arte, el reto y la nostalgia
Lo que más nos ha sorprendido de Ratatan es cómo logra evocar la magia de Patapon sin quedarse anclado en el pasado. Su apartado artístico, con personajes y escenarios que parecen sacados de una película de stop-motion, nos transporta inmediatamente a esos días de PSP, pero elevado por el poder técnico del Unreal Engine 5. Cada detalle, desde las texturas de la arcilla en los Ratatan hasta las explosiones de sonido visualizadas en el entorno, refleja una obsesión por la coherencia estética.
En cuanto a jugabilidad, el sistema de combo rítmico es tan adictivo como desafiante. Coordinar ataques al compás de la música mientras gestionamos recursos y tácticas exige una concentración casi meditativa. Sí, la curva de aprendizaje es pronunciada "los primeros intentos pueden sentirse abrumadores", pero cuando todo encaja, la satisfacción es comparable a derrotar a un jefe en Dark Souls. Y aunque el modo cooperativo promete horas de caos estratégico, aún queda por ver si la comunidad abrazará esa interdependencia frenética o la encontrará demasiado exigente.
Ratatantiene previsto su lanzamiento para 2025, y llega a PC, PlayStation 4 y 5, Xbox Series y Nintendo Switch, con rumores de una edición física coleccionable que incluiría tambores miniaturas.
