Los tres pilares de Onimusha: Way of the Sword
Los desarrolladores han destacado tres elementos clave que definirán la experiencia:
1. Personajes complejos y un protagonista atormentado
El juego introduce a un nuevo protagonista, un samurái anónimo que tras un giro del destino obtiene un Oni Gauntlet (guantelete Oni), un artefacto místico que le permite absorber almas de sus enemigos. Este guantelete no solo es una herramienta de combate, sino también un símbolo de su lucha interna: cuanto más lo usa, más cuestiona su humanidad. La narrativa explorará su búsqueda de propósito en un mundo invadido por criaturas llamadas Gemma, entidades retorcidas que amenazan el Japón feudal.
Además, el juego incorporará figuras históricas reales reinterpretadas con un toque sobrenatural, siguiendo la tradición de la saga de mezclar historia y fantasía (ejemplo previo: Nobunaga Oda como antagonista en Onimusha: Demon Siege). Según Nihei, el drama humano y las interacciones entre personajes serán centrales, algo que evoca la profundidad de Onimusha 2: Samurai%u2019s Destiny.
2. Kyoto: Un escenario histórico y siniestro
La acción se desarrolla en el período Heian (siglo VIII), una época anterior a los escenarios habituales de la saga (que solían situarse en el período Sengoku, siglos XVI-XVII). Kyoto, con sus templos ancestrales y paisajes enrarecidos, se convierte en un personaje más. Localizaciones como el Kadera Temple (inspirado en Kiyomizu-dera, patrimonio real de Japón) albergarán secretos y batallas épicas. Esta ambientación busca combinar la belleza estética con una atmósfera opresiva, algo que recuerda a Onimusha: Warlords, pero amplificado gracias al motor RE Engine de Capcom (usado en Resident Evil Village).
3. Combate visceral y estratégico
El sistema de lucha se centra en la "satisfacción de trinchar enemigos", según Kowaki. Los desarrolladores han priorizado un gameplay fluido y accesible, pero no por ello menos desafiante. El uso del Guante Oni añade capas estratégicas: absorber almas (Soul Suck) no solo recupera salud, sino que permite ejecutar movimientos especiales. La gestión de recursos durante los combates será crucial, especialmente contra hordas de Gemma, cuyos diseños oscilan entre lo grotesco y lo mitológico (ejemplo confirmado: Yokai clásicos reinterpretados).
Un detalle clave es la inclusión de desmembramientos y sangre de forma predeterminada, aunque en algunas regiones se mostró desactivado en el tráiler. Esto sugiere un regreso al tono adulto de los primeros juegos, alejándose del enfoque más pulido de Onimusha: Dawn of Dreams (2006).
Comparativa con la saga Onimusha: Evolución y nostalgia
La saga Onimusha ha sido sinónimo de combate samurái con un toque sobrenatural desde su debut en PlayStation 2. Cada entrega ha aportado algo diferente y único a la anterior:
- Onimusha: Warlords (2001): Presentó la historia de Samonosuke Akechi y sentó las bases del sistema de combate con espadas y absorción de almas.
- Onimusha 2: Samurai's Destiny (2002): Introdujo a Jubei Yagyu y amplió la narrativa con un sistema de aliados.
- Onimusha 3: Demon Siege (2004): Llevó la saga a París con una historia de viajes en el tiempo y una jugabilidad más fluida.
- Onimusha: Dawn of Dreams (2006): Introdujo un nuevo protagonista y permitió controlar múltiples personajes.
En comparación, Way of the Sword regresa a un enfoque más centrado en la experiencia samurái, sin las complicaciones de los sistemas de aliados o viajes en el tiempo. Además, la nueva tecnología, engines y la potencia de las nuevas consolas, unidos al buen hacer de los equipos de Capcom cuando se ponen a ello, harán que veamos un salto cualitativo en la saga en cuanto a sus mecánicas de juego y acabado técnico. Pero no parece que sean los únicos elementos a tener en cuenta en cuanto a diferencias entre los diferentes juegos de la saga.
Narrativa y personajes
- Los primeros títulos (*Onimusha: Warlords, 2001) se centraban en Samanosuke Akechi y su lucha contra demonios en el castillo de Inabayama. Way of the Sword opta por un protagonista más introspectivo, similar a Jubei Yagyu de Onimusha 2, pero con un enfoque más oscuro y existencial.
- La inclusión de figuras históricas reinterpretadas es un sello de la saga, pero aquí se explora un período menos transitado (Heian vs. Sengoku), lo que podría ampliar el lore mítico de la franquicia.
Combate y mecánicas
- El sistema de absorción de almas evoluciona: en juegos anteriores, se usaban para mejorar armas o abrir puertas. Ahora, además, influye en la estrategia en tiempo real, acercándose a la dinámica de Devil May Cry (serie hermana de Capcom).
- La decisión de evitar una dificultad "imposible" (según Kowaki) contrasta con la exigencia de Onimusha 3: Demon Siege, que requería precisión en los contraataques. Esto podría atraer a nuevos jugadores sin alienar a los fans clásicos.
Ambientación y tecnología
- Mientras Onimusha: Warlords usaba fondos prerrenderizados estáticos (al estilo Resident Evil clásico), Way of the Sword aprovecha entornos 3D completos con iluminación dinámica y efectos de partículas, potenciando la inmersión.
- El tono "inquietantemente hermoso" de Kyoto recuerda a *Sekiro: Shadows Die Twice*, pero manteniendo la identidad visual gótica de la saga.
¿El renacimiento de Onimusha?
Onimusha: Way of the Sword apuesta por modernizar la fórmula sin perder su esencia: combate táctico, narrativa oscura y un escenario histórico enriquecido. Al trasladar la acción al período Heian, Capcom no solo explora nuevas facetas del Japón feudal, sino que sienta las bases para expandir el universo de la saga. Si logra equilibrar accesibilidad y profundidad, podría convertirse en un punto de inflexión para la franquicia, similar a lo que Resident Evil 7 fue para su serie.
Mientras esperamos más detalles, una cosa es clara: la espada Oni vuelve a desenvainarse, y esta vez, su filo promete ser más letal que nunca.