Nada más encender la consola nos encontramos con el primer texto que saca de las posibles dudas de su origen y que argumenta que Metro Last Light está basado en el libro original Metro 2033, no en su secuela Metro 2034 (aunque veremos algunos guiños a éste e incluso a Metro 2035). Justo después llama la atención el acabado gráfico, muy superior al del original gracias al uso intensivo del Unreal Engine 3, con unos escenarios y personajes plagados de detalles y un juego de luces muy conseguido. Eso sí, las sombras y algunos elementos físicos no son todo lo buenas que deberían pero aún así, no todo iba a ser perfecto. También cuenta con un excelente doblaje al español aunque abusa del mismo doblador para multitud de voces.
Nada más comenzar el juego encontramos un pequeño problema que no esperábamos, y es que a pesar de escuchar el nombre de nuestro personaje (volvemos a ser Artyon, como en el primero), en ningún momento se nos cuenta ni quienes somos, ni donde estamos, ni qué hacemos ahí. Se puede pensar que es porque necesitamos jugar a la primera parte, pero aquellos que hayáis jugado (y terminado) recordaréis cómo acaba, y el inicio de este juego no tiene nada que ver con su final (quizás con el objetivo de no ser necesario jugar a Metro 2033). Aún así, nos sentimos un poco perdidos al no saber nada de lo que está ocurriendo, y suponemos que la versión final podría venir con un tutorial o algo similar.
Afortunadamente, unos minutos después del inicio, que es cuando comienza el juego en sí, nos sentimos dentro de ese mundo gracias a su lograda ambientación y atmósfera. Y es que sorprende cómo han conseguido superar la de la primera parte añadiendo un buen puñado de elementos que harán que estemos en todo momento alertas. Por ejemplo, la inteligencia artificial de los enemigos se ha mejorado ostensiblemente y ahora se comportan de una forma más organizada, dando la voz de alarma, ocultándose, buscándonos entre las sombras o donde han escuchado los últimos disparos y cosas así. También hemos visto algunos comportamientos absurdos como estar delante de las narices de algún enemigo agachados en la oscuridad y que no sea capaz de verte, pero éste es un detalle casi sin importancia y lo miramos en conjunto (aunque no mola).
El juego tiene como dos tipos de zonas distintas; por un lado tendremos la más alejada de núcleos poblados (llena de mutantes y cuyo objetivo principal será la exploración) y por otro la poblada por humanos. En esta segunda zona también hay dos tipos de humanos; amigables y hostiles. Con los hostiles tendremos diferentes opciones, como dispararles (algo no muy recomendable teniendo en cuenta la poca cantidad de munición que hay en todos los escenarios y la buena puntería del enemigo en general) o bien intentar pasar desapercibidos (suele ser lo más aconsejable) como si de un juego de infiltración se tratase, zonas en las que debemos ir buscando las fuentes de luz (focos, linternas, llamas,...) e ir apagándolas para ir por las sombras.
Estos enemigos en su mayoría portan alguna fuente de luz, así que aunque apaguemos la luz general deberemos tener cuidado y no acercarnos mucho a ellos para que no nos vean y que comience el tiroteo. Eso sí, siempre tendremos la opción de acercarnos a sus espaldas y acabar con ellos de forma sigilosa (podemos matarlos o dejarlos inconscientes). También aquí veremos una excelente IA enemiga, haciendo sus rondas, parándose a hablar con compañeros y comportándose de forma distinta según cada situación (¡chapó para los programadores!).
Y es que este Metro Last Light se podría considerar más como un juego de supervivencia que como un FPS propiamente dicho, y esto se ve en muchísimos otros detalles que pueden gustar más o menos a según qué jugadores. Por ejemplo, hay distintas zonas en las que el juego nos deja explorar para buscar la puerta o el camino a seguir, estando en ocasiones no demasiado a la vista (e incluso resulta confuso, habiendo una puerta que no se abre y pensando que debemos hacer algo para abrirla, cuando se puede). Esto estaría bien si no fuese porque en ocasiones esta búsqueda del camino se encuentra en zonas donde tenemos que usar las máscaras de aire para no morir asfixiados, y el aire es un recurso muy limitado en el juego, lo que hará que muchas veces pasemos más de un agobio hasta encontrar la salida (incluso la muerte del personaje).
Después de las primeras horas de juego hemos podido ver que uno de los elementos que no nos gustaba demasiado de la primera entrega, tener que crear y mejorar tus propias armas, ha sido sustituido por el más clásico de llegar a una tienda y dejar que sean ellos quienes te la mejoren por un módico precio (balas), pudiendo mejorarlas sin tener que buscar las piezas por el escenario. Aún así no suele ser demasiado necesario ya que en las zonas en las que hay enemigos humanos suele haber muchas armas (y generalmente también munición, aunque no siempre) y podremos soltarlas y coger otras. Eso sí, también hay zonas plagadas de mutantes duros de pelar, y estos no llevan armas.
Como decíamos, el juego se divide en dos tipos de zonas dependiente del tipo de enemigos que encontremos. Y es también aquí, en los enemigos no humanos, donde ha habido una mejora considerable con respecto a Metro 2033 en número y situaciones distintas. Veremos arañas muy resistentes que pueden venirnos desde cualquier ángulo (techo, suelo, paredes,...), gambas (se les llama así, y hasta dicen que están muy ricas 'al ajillo', pero son muy peligrosas), los clásicos diablos, extraños perros que son muy rápidos, y unas cuantas criaturas mutantes más, cada una de ellas con sus características y cualidades. Estas, las zonas donde encontremos a este tipo de enemigos, serán incluso más interesantes ya que los niveles de intensidad, tensión y estrés que podremos llegar a sentir son muy superiores a los vistos en juegos similares en los últimos años, palabra de honor (casi parece un juego de miedo y de los buenos). Estar en un pasillo muy oscuro sin ver prácticamente nada, nuestra linterna apunto de apagarse, escuchar ruidos inquietantes que provienen de todas partes y tú con tan solo unas cuantos cartuchos y a la espera de que te ataquen...
La ambientación también la logran otros elementos, como por ejemplo (al igual que en Metro 2033) la eliminación total de cualquier HUD o indicador de pantalla (nada de nos quedan tantas balas o tanta salud). Dejando pulsado el botón de hombro izquierdo del mando activaremos el único menú que tenemos disponible y que nos permitirá activar la batería para recargarla (cebándola con el gatillo derecho) haciendo que nuestra linterna no se apague. También cambiaremos nuestro filtro de aire (siempre escaso), nos pondremos y quitaremos la máscara o encenderemos el mechero. Este menú estará siempre oculto y se volverá a ocultar al soltar dicho botón, lo que quiere decir que no sabremos, por ejemplo, cuanto aire nos queda a menos que lo activemos (o que escuchemos cómo cada vez nos cuesta más trabajo respirar y decidamos cambiarlo).
Por lo que hemos visto hasta ahora, Metro Last Light es una mejora en todos los sentidos con respecto al primer juego, ya de por sí excelente. Además, la duración de esta secuela es bastante mayor, algo que para muchos era el principal inconveniente del primero. Por ejemplo, y solo en las zonas de infiltración tendremos diferentes formas de afrontarlas y debemos ir con más cautela para no ser descubiertos, lo que hará que el tiempo de juego se extienda. Habiendo mejorado prácticamente todos los elementos, este Metro Last Light puede presumir de estar a la altura de otros grandes FPS con más renombre, como por ejemplo Bioshock Infinite, en casi todos sus puntos (ambientación, historia, apartado técnico, intensidad, originalidad), y añade otros como la tensión que provoca al jugar. Estaremos pendiente a su versión final que nos llegará en unos días para ver si estos comportamientos 'raros' en la IA y algún que otro defectillo que hemos visto en algunas zonas han sido corregidos, pero de verdad deseamos echarle el guante como agua de mayo y disfrutar de lo lindo con él. ¡Lo queremos ya!