Movimiento en tiempo real, recarga de las armas dinámico, poder agarrar granadas lanzadas por los enemigos con las manos y devolverlas o la inmersión de un juego de estas características pudiendo jugar en VR gracias a las Oculus Rift. La primera impresión del nuevo Medal of Honor es muy buena, y además vuelve a la Segunda Guerra Mundial donde comenzó su andadura en PC en 1999 lo que también es una buena noticia sin duda.
Los que nos seguís sabéis que no soy muy fan de la realidad virtual a la que, aún a día de hoy, le veo demasiadas trabas jugables a pesar de que sus defensores (que son muchos y muy variados) siguen pensando que esas trabas son inexistentes y el mareo que provoca, la calidad técnica que no está a la altura de lo que esperaríamos de un juego que aparezca en 2020 o de que la inmensa mayoría de los juegos (salvo muy honrosas ocasiones) son experiencias o juegos realmente cortos que no llegan a las 2 o 3 horas de duración. Obviamente, eso no quita que piense al igual que con el juego en streaming, que estemos ante los inicios de algo que será a buen seguro un pilar fundamental de la industria de los videojuegos en los próximos años (futuro inmediato, pero futuro al fin y al cabo). Por tanto, estamos siendo muy afortunados en ver estos primeros pasos y comprobar hacia donde se dirigen viendo la demanda del usuario, las limitaciones técnicas y las nuevas opciones jugables que poco a poco se nos van desvelando.
A pesar de todo esto, sí que tengo ganas de probar el nuevo Medal of Honor, aunque también me da un poco de cosa de que no vayamos a poder disfrutar de un nuevo MoH real en los próximos años y que el último aparecido en el mercado (2012) se quedase a medias de lo que podría haber llegado sin ser malo. En resumen; ganas de echarle el guante y probar lo que Respawn nos ofrece.