Nintendo suele ser propensa a hacer algunos experimentos con algunas de sus franquicias, y eso suele generar títulos curiosos dentro de su catálogo que, generalmente, van dirigidos a un público muy concreto y no a las grandes masas. Cosas como los Wario de Wii o Wii U o Capitán Toad también para Wii U son dos de estos ejemplos de los últimos años; juegos que utilizan una estética juvenil o infantil, con personajes conocidos de las franquicias de Nintendo (de Mario, en este caso), pero cuyo funcionamiento va dirigido a un público muy distinto, más adulto. Esto es lo que le ocurre a Mario + Rabbids: Kingdom Battle, creado por
Ubisoft y que utiliza tanto a personajes de la franquicia de Mario como a los propios
conejos locos de la compañía francesa, creando un juego con una apariencia que iría dirigida a un público infantil, pero cuya realidad es que cuenta con una jugabilidad dirigida a otro bien distinto.
La primera vez que vemos en movimiento Mario + Rabbids: Kingdom Battle, podríamos pensar que es algo parecido a un Mario Party, viendo a personajes moverse por turnos con unas animaciones simpáticas y con
opción de juego cooperativo, lo que llama la atención. Una vez nos ponemos a jugar con él, rápidamente le sacamos un parecido a un juego mucho más adulto, y cuya jugabilidad es prácticamente calcada. Hablamos de
X-COM, de la compañía
Firaxis Games, un juego de estrategia por turnos con una dificultad endiablada y una estética mucho más acorde al público al que va dirigido.
Contamos con una serie de personajes de la franquicia Mario (la Princesa Peach, Toad, el propio Mario...), así como una serie de Rabbids con distintas apariencias y que intentan imitar a los personajes de Mario (rabbids disfrazados), y a todos ellos los los
iremos moviendo por turnos por un escenario dividido por cuadrículas, y donde cada personaje podremos moverlo por un número de cuadrículas concretas limitado de movimientos para cada uno de ellos, y después de situarlo en el sitio que creamos más adecuado podremos buscarle cobertura, realizar un ataque (al enemigo o al propio escenario), utilizar algunos de los objetos o armas a nuestra disposición o incluso realizar acciones conjuntas con otros personajes que encontremos de nuestro propio equipo. En cada misión tendremos que realizar una serie de objetivos, como eliminar a todos los enemigos del escenario, hacerlo en un tiempo o turnos máximo, o simplemente llegar a un punto concreto del mapa (pudiendo para ello acabar o no con los enemigos que encontremos).
Como decimos, estamos en un juego de estrategia por turnos con un gran parecido a X-COM, pero cuando empecemos a jugar a Mario + Rabbids: Kingdom Battle, le veremos dos grandes diferencias con respecto a los últimos juegos de la franquicia X-COM. Por un lado, la más obvia está en la apariencia gráfica, sacada directamente de los dos mundos en los que el juego está ambientado. Y es que hablamos de un juego que, por su estética, parece ir dirigido a un público muy joven, incluso infantil, con un gran sentido del humor (los rabbids haciendo de las suyas en cada movimiento) que nos arrancará más de una carcajada incluso a los más adultos. Obviamente, aprovechando esta ambientación y el universo en el que tiene lugar la acción (el de Mario), encontraremos diferencias en personajes y escenario con las que también podremos jugar y que nos servirá para nuestros propios intereses (algo que no ocurre en XCOM), como por ejemplo
poder utilizar las tuberías verdes del fontanero como atajos, las cuales encontraremos repartidas en cada una de las misiones a realizar.
Por la parte de los rabbids, también podremos utilizar movimientos que hemos visto en otros juegos suyos, o algunos originales que no hemos visto en ningún otro juego, como por ejemplo el poder combinar ataques entre varios personajes o utilizar a uno de ellos como muelle para impulsar a un compañero por el aire y poder situarlo incluso detrás del enemigo, (o en una posición ventajosa, lo que más nos interese). Aquí, también podemos ver como Mario + Rabbids: Kingdom Battle no es un juego que esté para nada diseñado pensado en la clase de público al que podría atraer, es decir, un juego con Mario o con los rabbids como protagonista, ya que este tipo de movimientos estratégicos no son nada sencillos de pensar por alguien de 8 o 10 años, y sí para alguien más adulto que (generalmente) no se siente atraído por la estética de estas dos franquicias.
De hecho, la otra gran diferencia que se puede encontrar entre XCOM y Mario + Rabbids: Kingdom Battle está en la dificultad del juego, ligeramente inferior que en los juegos de
Firaxis Games y más adaptados a un público más juvenil. Como decimos, este público puede no estar acostumbrados a esta jugabilidad, con este tipo de movimientos o a pensar en cómo
podremos usar el escenario para nuestros propósitos, lo que hará que le cueste un poco más de trabajo hacerse con el sistema de control y posibilidades. La dificultad menor vendrá en cosas como que nuestras armas harán más daño que la de los enemigos, o que no se notará tanto las diferentes alturas del escenario para tenerlas en cuenta. Eso sí, en Mario + Rabbids: Kingdom Battle podremos disparar a un muro para que este se rompa un poco y dejar desprotegido a un enemigo, algo que tampoco es nada sencillo para alguien tan joven.
Como decimos, existen muchos jugadores que han crecido con Mario, y que tienen una edad suficiente como para entender todos estos conocimientos (muchos, como yo, tenemos hasta canas). El problema es que, en el mercado actual también hay muchos otros jugadores (y padres) que consideran que Mario es un juego apto para su edad (o incluso para sus hijos), y pueden que se encuentren con un juego diferente, divertido si te gusta la estrategia por turnos, y con el que te partirás de risa si te gusta el sentido de humor de los rabbids. Aún así, Nintendo tiene una papeleta difícil para promocionar un juego que se puede vender solo por su nombre, pero que puede estallarles en las manos cuando haya muchos jugadores que no entiendan el concepto, o simplemente les parezca aburrido jugar a algo por turnos.