Sony tiene que mover ficha, y además estoy convencido de que para este 2022 tiene algunos anuncios importantes en cuanto a juegos y estrategias se refiere. Un servicio similar a Game Pass para sus usuarios con muchos juegos clásicos de PlayStation, y más acuerdos con compañías importantes (no creo que compra de ninguna compañía, al menos de momento) para juegos exclusivos harían que, de alguna forma, muchos de los fans que se están planteando comprarse otra consola que no sea una PS5 se lo piensen nuevamente.
Microsoft le está comiendo la tostada a marchas forzadas, y a pesar de estar haciéndolo de forma poco lícita, comprar sagas y juegos a golpe de talonario, está consiguiendo lo que a compañías como Nintendo Sony les ha costado muchísimos años, esto es, contar con un montón de sagas conocidas y superventas con las que nutrir su hasta ahora maltrecho catálogo de juegos. Con la adquisición de Bethesda se hacían con un catálogo de juegos de rol de "tipo occidental", como los Oblivion o los Skyrim, así como con su nueva entrada de ciencia ficción, Starfield, pero también con los juegos de id Software, con los que van a conseguir en un medio plazo juegos exclusivos como los DOOM, RAGE, o QUAKE, saga esta última que ha tenido hace muy poco una nueva entrega multiplataforma, y que tampoco estaba ni anunciada cuando se hizo público la adquisición.
Cuando finalice la adquisición de Activision Blizzard por parte de Microsoft, esta poseerá una de las sagas más populares de todos los tiempos, Call of Duty, con algunos de sus juegos entre los FPS más vendidos de siempre en las primeras posiciones, aunque seguiremos viendo durante los primeros años sus juegos también en consolas PlayStation, al menos tres años según el acuerdo firmado con Sony (hasta la entrega de 2024). Esto quiere decir que dependiendo de las ventas que tenga Xbox Series, y/o el éxito de Game Pass de Xbox, a partir del 2025 podríamos tener (o no) exclusividad de los siguientes Call of Duty para las consolas de Microsoft y PC, pero no antes gracias a este acuerdo. Toda consola debe tener una buena representación de los géneros más populares, y los FPS o juegos de disparos en primera persona no son los más populares, pero sí están entre los que más seguidores y ventas tienen.
Si miramos las ventas de diciembre de 2021 en juegos físicos en Estados Unidos, tres de los cinco juegos en las cinco primeras posiciones eran FPS, con el primero Vanguard (el Call of Duty de 2021), el segundo con Halo Infinite, y el quinto con Battlefield 2042. Si miramos las ventas incluyendo además los juegos digitales, Halo desaparece (obvio por estar en Game Pass y el efecto de no comprar lo que puedo jugar "gratis"), pero entra el Call of Duty de 2020 en su lugar, Black Ops Cold War, en segunda posición. Aún así, sabemos que en los juegos más vendidos de cada mes siempre se cuela algún shooters en primera persona, y específicamente los CoD, por lo que es un género importante que una compañía no puede dejar de lado.
Por ello, Sony comienza a tener un problema serio. DOOM, Quake, Rage, o Call of Duty van a ser sagas que, con el paso del tiempo, desaparecerán de las consolas de Sony, y su público comenzará a buscar alternativas para jugar, o puede que incluso cambiarse de consola. Por ello, y aunque sigue habiendo muchos FPS en el mercado, especialmente multijugador, la mejor respuesta que puede tener la compañía para solventar este problema que se le viene encima es rescatar dos sagas propias de las que no vemos nuevas entregas por más de nueve años en el mejor de los casos: Killzone y Resistance.
La primera es una saga desarrollada por Guerrilla Games, los actuales responsables de Horizon: Zero Dawn y su secuela, Forbidden West, por lo que gran parte del equipo podría comenzar con un nuevo desarrollo, si es que no lo tienen ya comenzado, para poder tener una nueva entrega justo en 2025 o 2026 tan pronto terminen con Forbidden West (y su posterior port a PC). Su primera parte en PS2 era una entrega muy original con cierto toque táctico y a la que le faltaba algo para convertirse en un clásico, y a esta le siguieron una segunda parte en PS3 espectacular a nivel técnico, y una tercera parte también en esta consola cuyo mayor atractivo era el poder jugar con gafas 3D. La última parte, Killzone: Shadow Fall, apareció en 2013 para PS4, y si bien era muy bonita a nivel técnico se quedaba a medio camino de todo, y resultaba un juego bastante aburrido. Probablemente, la mejor entrega de toda la saga es la que vimos en PS Vita, Mercenary, desarrollada por SCE Cambridge Studio que cerró hace unos años, pero con algunos de sus miembros integrados en otros equipos. No cuento con Killzone: Liberation de PSP por no ser un FPS, pero con él hacen seis juegos en el mercado para esta saga, por lo que no hablo de una franquicia menor para Sony. De esta forma, la compañía podría poner a un buen equipo de desarrolladores a trabajar en una nueva entrega, ahora que cuentan con más experiencia gracias a su saga más exitosa (Horizon), o incluso buscar apoyo externo de algún desarrollador con experiencia en el género que llevase la saga por un nuevo camino.
Quizás la segunda saga es más interesante, y aunque le faltaba encontrar su propia identidad y mecánicas de juego, las entregas principales tenían una calidad fuera de toda duda. Hablo de Resistance, con tres buenas entregas en PS3 y una para olvidar en PS Vita, y desde entonces (2012) no hemos visto nada nuevo del juego en el que teníamos que dar caza a las quimeras. Sus desarrolladores originales son los chicos de Insomniac Games, de sobra conocido por ser los creadores de Ratchet & Clank, o también juegos como Spider-Man, Miles Morales y su próxima secuela, además del proyecto anunciado hace unos meses con Lobezno como su principal protagonista, Marvel's Wolverine. Quizás este estudio se encuentre demasiado ocupado actualmente, aunque también Sony hace poco anunció que esta compañía se encontraba desarrollando varios títulos aún por anunciar, y bajo nuestro punto de vista, un nuevo Resistance exclusivo de PS5 se convierte en uno de los más necesitados para su catálogo.
Una consola como PS5 necesita tener un catálogo surtido de buenos juegos de todos los géneros, y cuenta con algunos importantes como los action-rpg, juegos de acción, conducción, plataformas o deportivos. Aún así, el hecho de que Microsoft esté tirando la casa por la ventana quedándose con tanta compañía comienza a pasarle factura, de forma que ciertos juegos y ciertas sagas van a desaparecer de su catálogo en los próximos años. Aún van a tener juegos de Bethesda y de Activision durante los próximos años, pero tras ese periodo de tiempo necesita imperiosamente que todos los géneros tengan representación, para que sus fans no se planteen en abandonarlos por no tener los juegos que demandan, acabando en la plataforma de la competencia.
Obviamente, ninguna de estas dos sagas pueden alcanzar inicialmente los números de ventas ni interés de cualquiera de las sagas míticas anunciadas previamente. Tanto Call of Duty como DOOM o cualquiera otra de Bethesda tiene suficiente prestigio y seguidores como para hacer sombra a cualquiera de las entregas de Resistance o Killzone, pero también hemos visto de lo que en Sony son capaces de hacer. Ratchet era una gran saga pero nunca estuvo a la altura de las grandes sagas de acción y plataformas, y aún así, el último de los juegos ha despertado un enorme interés, y las ventas le están respaldando lo suficiente, por no contar con el espectacular acabado técnico que avala perfectamente el hardware donde corre. De esta forma, un nuevo lanzamiento de algunas de estas dos sagas podría ponerlos a la misma altura, y hacer frente a cualquiera de estas sagas tan consagradas, siempre y cuando consigan crear algo interesante, tanto en modo campaña para un jugador, como en cooperativo si lo tiene (el último Killzone tiene un modo para 4) como en multijugador competitivo, ahora que también hay algunas entregas de otras sagas de FPS de capa caída (como Battlefield 2042, por ejemplo).