En los últimos días hemos estado probando, gracias a Ubisoft, una beta final del título Import Tuner Challenge para Xbox 360, juego que desciendo directamente del título japonés Shutokou Battle X aparecido en Junio en el país del sol naciente y cuya revisión europea aparecerá el próximo día 12 de Octubre en España. En esta versión para la consola de Microsoft encontraremos un planteamiento muy similar al visto en los juegos anteriores de la saga vistos en PSP o PS2, muy sencillo y directo para el jugador. Se trata de ir compitiendo a cada una de las bandas de corredores que pueblan las autopistas de Tokio con el objetivo de vencerles a todos y ser el número uno. La tarea no será sencilla ya que existen cientos de corredores a los que retar y que en su mayoría tendrán coches mejores que los nuestros, por lo que a medida que vamos ganando carreras, mejorar nuestro coche o comprar otros más rápidos será la meta que debamos marcarnos.
El juego nos propondrá un 'modo historia' en el que, como en todos los juegos de carrera, el primer paso será comprar un coche con el dinero con el que contamos. Tendremos a nuestra disposición dieciocho coches japoneses reales de marcas como Mazda, Mitsubishi o Nissan, un número que puede antojarse como escaso aunque a medida que progresemos en la aventura, se irán añadiendo nuevos modelos con mayores prestaciones. Tras tener el coche, podremos optar por correr directamente o pasar antes por la sección de personalización, uno de los puntos fuertes del juego. A diferencia de otros títulos de corte similar, en éste podremos hacer todos los cambios estéticos que queramos sin coste alguno (excepto ciertas piezas), tanto el color, vinilos, frontales, pegatinas, fardones o neones, con una amplia gama de accesorios a nuestra elección tanto en para el exterior del vehículo como para su interior (volante, colores del salpicadero o tipo de asientos. Es más, podremos cambiarlos tantas veces como se nos antoje durante todo el desarrollo del juego por lo que, si queremos, tendremos un coche con un aspecto distinto en cada carrera.
El aspecto estético del coche no es sino la punta del iceberg de las posibilidades de personalización de nuestro vehículo, ya que la posibilidad de tunear sus componentes será el núcleo alrededor del que girará todo el desarrollo del juego. Podremos comprarle (estos sí cuestan dinero) nuevos componentes al motor, a la suspensión, al sistema eléctrico o a la transmisión entre otros y cada uno de estos nuevos componentes, que cuentan además con distintos niveles de potencia y posibilidades, nos activarán sendos menús para poder retocar hasta sus más mínimos detalles, modificando el comportamiento del coche en carretera. Por poner ejemplos, podremos retocar cosas como la altura delantera y/o trasera del coche, modificar parámetros de los frenos para que derrapen con tan sólo tocarlos (si nos gusta hacer %u201Cdrifting%u201D), utilizar en mayor o menor medida el ABS, cambiar el ángulo de las ruedas o su alineación con respecto al eje, la potencia y relación de marchas del motor, la dureza de las suspensiones y un sinfín más de posibilidades que iremos aprendiendo conforme experimentamos con ellas (si no somos expertos en el tema).
Una vez en carretera, el juego nos propone circular por autopistas reales de Tokio y sus proximidades, algo que a buen seguro atrae al público nipón y que para nosotros puede resultar simplemente curioso ya que la mayoría de nosotros no hemos circulado por estas pistas. En la parte izquierda de la pantalla tendremos un pequeño mapa que nos irá indicando la ubicación del resto de corredores con los que podremos competir con un sistema de colores. Un triángulo de color celeste nos indica que no hemos competido con él anteriormente, mientras que uno de color verde nos indica que ya hemos competido y que además hemos ganado, dejando el color púrpura para los que nos han vencido con anterioridad. De esta forma tendremos que circular por estas autopistas hasta encontrarnos con quien deseamos competir, colocarnos detrás de él, lanzarles unas ráfagas de luces y comienza la competición. El juego nos propone dos tipos distintos de competición; por un lado, tendremos la carrera de punto a punto, la de toda la vida, la cual ganará quien llegue antes a una meta marcada con un punto azul en el mapa, siendo el más interesante y el modo batalla.
En este modo, la carrera no tiene meta marcada y además queda abierta en recorrido a media que vamos abriendo zonas (todos los competidores tendrán que tirar por el mismo camino o quedará como carrera nula), basándose su sistema en una competición que será medida por la distancia entre los competidores mediante indicadores que irán descendiendo conforme más alejados se encuentren, descendiendo dicho indicador más rápidamente cuanta más distancia exista entre ambos, de forma que ganará aquel que consiga eliminar la barra de los rivales. Este tipo de carreras suelen darse entre dos coches (nosotros y con el que nos picamos), aunque en ocasiones se juntan más competidores en pantalla que se unen al desafío, cada uno con su propio indicador. La peculiaridad de este sistema reside en que no basta con ir por delante, sino en poner tierra de por medio entre ambos para que su indicador comience a descender, por lo que la carrera se convierte en adrenalina en estado puro en un intento por no cometer errores (para que no seamos nosotros quienes quedemos atrás) y separarnos lo máximo posible. Este sistema puede llevarnos a plantear ciertas estrategias contra rivales más rápidos que nosotros, intentando no dejarles pasar o utilizando el tráfico rodado como forma de retener su avance y haciéndonos ganar distancia.
Si perdemos una carrera, no pasa nada y podemos volver a echarla siempre que queramos. Si lo ganamos, nos darán una cantidad de dinero para invertir en coches o piezas, además de ser éste un rival menos con el que competir de la extensa lista de más de doscientos hasta conseguir ser los últimos. Muchos de los rivales, agrupados por equipos, no se encontrarán desde el primer momento en carretera y tendremos que vencer a todos los componentes de su equipo para que vayan apareciendo y se enfrenten con nosotros. Otros, aparte de estar en carretera dando vueltas, podremos encontrarlos en parking situados en ciertas partes de las autopistas esperando a que nos enfrentemos a ellos, algunos de los cuales se negarán hasta que no cumplamos ciertas condiciones de tipo de coche o posición de ranking. Además, el juego nos propone tres periodos distintos del día para competir, esto es, anochecer, medianoche y amanecer, de forma que cada rival se encontrará en distintas posiciones y a diferentes intervalos, por lo que tendremos que buscarlos para competir con ellos.
Esto es lo que nos encontraremos en Import Tuner Challenge para Xbox 360. Basado en un sistema de juego heredado de anteriores entregas en las consolas de Sony, esta es la primera aproximación de este estilo en Xbox 360. Cuenta con varios puntos fuertes y débiles, que dependerán sobremanera de los gustos del usuario final. En un principio, podremos competir en un tramo de autopista que nos llevará a dar vueltas en un circuito bastante amplio y en ambos sentidos, lo cual puede resultar un tanto monótono teniendo en cuenta que los escenarios, al estar basados en lugares reales, no son precisamente espectaculares a nivel técnico. A medida que vamos ganando a rivales, nuestros trozos de autopista se irán abriendo permitiéndonos competir en circuitos extremadamente grandes en longitud y con una, ahora sí, variación sustancial en cuanto a entornos, lo cual lo hace más ameno. El público europeo tiene el handicap añadido de no conocer (en su mayoría) estas carreteras reales, lo que convertiría este elemento en un atractivo más a tener en cuenta pero que se queda en nada (si fueran las carreteras de Madrid, Barcelona, Valencia, Santander, Coruña, %u2026.)
A nivel de profundidad es justo lo contrario. Desde el primer momento podemos experimentar con toda clase de parámetros de todos los componentes de nuestro coche, los cuales no están todos disponibles desde un principio desvelándose a medida que compramos nuevas piezas y las vamos montamos. Tras varias horas de juego y una vez los tengamos la mayoría de estas y sepamos cómo configurarlos, parece perder cierto interés por seguir modificando, sobretodo porque no necesitamos tocarlos más si ya ganamos carreras con dicha configuración, aunque siempre habrá rivales con diferentes configuraciones que nos hará variar ligeramente nuestra configuración para hacerles frente. Cuando esto sucede, muchas zonas nuevas de autopistas se han abierto teniendo ante nosotros un extensísimo circuito por donde competir, rivales más duros y coches más potentes, aunque los dos mismos modos de juego que, a priori, pueden parecer algo escasos.
En cuanto a su apartado técnico, aunque estamos ante una beta preliminar, por lo que hemos visto ciertos defectos de popping, a veces graves, que esperamos sean corregidos en la versión final. A nivel gráfico, el juego 'sufre' del síntoma de fidelidad a la realidad que ya hemos visto en otros juegos, que consiste en mostrar una fiel representación de lo que sería la realidad en un juego. En este caso, lo que sucede es que si en un tramo de autopista real de Tokio éste está vallado hasta una altura de tres metros, aquí pasa igual, eliminando todo detalle de escenarios que pueda resultar espectacular a nivel gráfico, aunque no sucede así en todas las zonas de todos los circuitos. En otras, vemos escenarios reales bien reflejados como la Torre de Telecomunicaciones de Tokio o el puente colgante Rainbow Bridge, por el que pasamos en uno de los tramos de ida y vuelta. Tienen la ventaja añadida de parecer 'diferentes' cuando circulamos en las distintas franjas horarias, lo que hace que parezca incluso tener más circuitos de los que en realidad tiene. Aún así, son extremadamente extensos y además, cuando ganamos un nuevo tramo que se une al antiguo, tenemos la sensación de estar compitiendo en algo totalmente distinto ganando en variedad.
En cuanto a los coches, lucen bien definidos y detallados, tanto en su exterior con el en el interior, aunque esta vista no sirva de mucho, ya que no vemos parte de la carretera (ocurre igual con la vista trasera). La sensación de velocidad es muy buena con la cámara sobre el asfalto y vemos cómo se mueven de forma correcta, suave y rápida (también hay alguna ralentización que suponemos desaparecerá en la versión final). Eso sí, ninguno de los coches sufre deformación alguna de ningún tipo, lo que hace que conduzcamos de forma 'temeraria' en ocasiones ya que nos puede beneficiar al poder embestir a otros coches que circulan poniéndoles obstáculos a los rivales o circular a más velocidad de la cuenta y chocarnos con los quitamiedos laterales que hará que se reduzca la velocidad pero mucho menos que la del rival.
Tras varias de juego, las sensaciones con Import Tuner Challenge son buenas. No es difícil de controlar, tanto el coche como el tuneado de las piezas y el apartado técnico es vistoso, lo que hace que desde el primer momento nos hagamos con él. Eso sí, corre el riesgo de hacerse monótono tras varias horas más de juego al no contar con suficiente profundidad de desarrollo (más modos de juego, más coches, mayor dificultad en los rivales). Afortunadamente, cuenta con modos multijugador en Xbox Live y interconexión de consolas, así como un modo contra-reloj, aunque al estar separados del modo historia pasan un tanto desapercibidos. Tendremos que seguir explotando más para comprobar hasta donde es capaz de sorprendernos este nuevo juego para la consola de Microsoft.