Es cierto. Habla un fan acérrimo de la saga Final Fantasy que ha disfrutado como un crío y desde que era uno de sus primeros juegos, y tengo que reconocer que me esperaba otra cosa y que, de hecho, hasta no ver el logo del juego creía que era una expansión de FF XIV Online. Este 2020 ha traído dos grandes juegos con nombre propio al catálogo de PlayStation 4, y que para mi son dos de los mejores juegos de su catálogo hasta ahora. Hablo de The Last of Us Parte II y, por supuesto, Final Fantasy VII Remake, que a pesar de no ser un juego completo, es sin duda una enorme obra de la que se disfruta en todo momento con su historia, la profundidad de sus personajes, el espectacular sistema de combate o su acabado técnico. ¿Por qué no han podido ir por este camino?
Entiendo perfectamente que su director y productor sean diferentes que el del anterior entrega de la saga, e incluso de las dos anteriores, y que por ello el camino tomado haya sido tan distinto. Es normal y lógico aunque no tiene demasiado sentido. Lo digo porque una compañía tan grande como Square Enix debería cuidar los detalles de sus juegos y darles a sus fans una continuidad en sus mecánicas, su forma de jugar o sus historias, aunque esto último es algo que nunca han tenido. Lo normal es que si me ha gustado una entrega anterior, lo que desea recibir el jugador es una nueva entrega similar con mejoras y más apartado técnico. Lo que se ve en el primer tráiler del juego recuerda a una mezcla entre Final Fantasy XV (al que especialmente no le tengo demasiado cariño) y al juego exclusivo online de tipo MMO Final Fantasy XIV, lo cual es obvio por su productor y director son los mismos.
Vayamos con los números que tanto nos gustan. La versión PS4 de FF XV ha vendido más de cinco millones de unidades, aunque la compañía suele dar el dato de unidades entregadas, lo que quiere decir vendidas y que tienen las tiendas en su haber, y este dato siempre es superior. Square Enix afirma que su MMORPG ha llegado a los siete millones tanto en PC como en PS4 y, recordemos, es un juego que salió en 2010 (diez años tiene a día de hoy). Final Fantasy VII Remake salió al mercado en marzo de 2020, y en seis meses ha vendido cinco millones de unidades. Obviamente estamos comparando dos juegos muy diferentes, uno con el hype más alto de la historia de los videojuegos (el remake) y el otro un segundón (el XIV) con el nombre de la saga y que es un MMORPG basado en una entrega anterior online y la cual incluso todavía funciona bien en Asia (el XI), y no hablo del FFXV que le pasa tres cuartos de lo mismo, ha vendido lo mismo que el XIV y lleva en el mercado también unos pocos de años. Aún así, parecen claras las preferencias del gran público en cuanto a su compra, ¿no?
No voy a decir que algunos de los juegos sean malos ni mucho menos. Personalmente tengo mis preferencias y me sigue encantando el combate por turnos cuando están bien hechos, y si además se le añaden elementos de estrategia al combate en tiempo real para hacer una mezcla entre ambos sistemas (como en el VII Remake) me parece un gran acierto y una excelente mezcla que trae lo más clásico de la saga a un público muy actual. Sin embargo, solo por contentar a muchísima gente, seguir la corriente en cuanto a ventas se refiere, e intentar seguir siendo fieles a la filosofía que los ha llevado a lo que son a día de hoy, Final Fantasy XVI debería haber ido algo más por el lado del VII Remake que una mezcla entre el XIV y el XV. Puede no tener sentido, pero estoy convencido que hubiese llamado más la atención a aquellos que dejaron de lado el XV además de seguir atrayendo a los que les ha encantado el VII Remake.