No voy a entrar a valorar la calidad como juego de Diablo III (aunque puedo adelantaros que para mí no es juego del año, ni siquiera juego del mes), pero sí quiero que veáis cómo la compañía se ha aprovechado de las altas expectativas de los fans para colar un lanzamiento normal a precio de oro, con unas restricciones draconianas y con importantísimos fallos de los que no se ha hecho ningúna publicidad... Eso sí, habréis visto repetida una y otra vez que se han vendido más de 6 millones de unidades en su primera semana, 3.5 sólo el primer día.
La última genialidad con la que Blizzard quiere revitalizar World of Warcraft. Y es que hacer un Warcraft 4 creando nuevos escenarios y personajes implicaría trabajar...
En mi opinión estos millones de compradores han sido, en gran medida, estafados al encontrarse:
- Un título incompleto. Después de años y años de retrasos, Diablo III nos llega sin terminar, sin el PVP (jugador contra jugador) porque no han tenido suficiente tiempo para desarrollarlo. Es más, todavía no hay una fecha exacta para el lanzamiento del mismo, y con el juego ya vendido... ¿Qué prisa hay?
- Conexión online obligatoria. Aunque vayamos a jugar solos, vuelve a ser obligatorio estar conectado en todo momento, perdiendo uno de los grandes alicientes de la saga. Pero claro, ya tragamos con Starcraft II, así que... ¿Por qué no repetir? Si tienes un portátil y quieres irte a jugar a tu casa de campo, será mejor que vayas contratando algún servicio de internet móvil.
- Problemas de conexión. Los primeros días han sido infernales para los jugadores, que han visto una y otra vez como no podían entrar a sus partidas por la saturación de los servidores. Parece que las pruebas de estrés de la beta las realizaron los becarios, y el servicio ha tardado varios días en responder como debería haberlo hecho desde el día del lanzamiento.
- Robos de cuentas. Parece que la seguridad de los jugadores también ha recaído en manos de becarios, y en los primeros días de servicio - hasta el lanzamiento de varios parches de seguridad - se han declarado miles de robos de cuentas de Battle.net con las que Blizzard está teniendo serios problemas... Que está tratando individualmente. No hay anuncios por parte de la compañía, que ha decidido guardar un silencio sepulcral sobre los problemas y no dar explicaciones (ni disculpas oficiales) al respecto.
- Cobrar por objetos del juego. Con la excusa de evitar el mercado paralelo que se establecía entre los jugadores que vendían objetos virtuales por dinero real - argumentaban una y otra vez que no era ético -, Blizzard ha decidido montar una casa de subastas que funciona... ¡Con dinero real!. Ahora ya no hay problema para que los usuarios puedan comprar y vender objetos del juego, porque la compañía sí se lleva su parte del dinero. Lo más desquiciante es que un grupo de iluminados defiende la iniciativa argumentando que así no habrá cuotas mensuales... ¿Es que pensaban cobrarme cuotas por jugar online a un juego al que voy a jugar principalmente en solitario?
Quizá si no hubiéramos entrado por las genialidades de Starcraft II no nos hubieran colado un Diablo III en estas condiciones... Pero eh, oye, es divertido estar esperando Heart of Swarm sin saber ni cuándo nos va a llegar ni cuánto nos va a costar un contenido que debería haber venido con el juego. Alarga mucho la vida del título.
Y como guinda de este pastel putrefacto y envenenado, tenemos el precio de lanzamiento; en una columpiada épica por la que vamos a pagar durante muchos años, Diablo III rompe todos los récords de precio para un videojuego de PC y se sube a los 60 euros. Porque sí, porque él lo vale; no hay más razón ni explicación, no hay ningún material o costo extra sobre juegazos redondos - como Skyrim - que justifique la subida, pero como más de 6.000.000 de jugadores con un criterio muy discutible y a los que parece no preocuparles ese precio en absoluto se han tirado de cabeza, pues no hay problema. Ahora, si se eleva el precio de la línea de lanzamientos en PC y nos llega un Call of Duty 2012 (no sé ni cómo se llama el refrito de este año) a otros 60 euros, pues a tragar otra vez con buen gusto. Si se la hubiera dado - bien dada -, quizá otro gallo nos hubiera cantado... Pero esta diabólica producción ha sembrado demasiados precedentes negativos, así que no os sorprendáis con lo que pueda venir después, que ese futuro negro nos lo estamos labrando nosotros mismos.
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