Es evidente que el gigante japonés Konami no está en un buen momento. No tienen ningún lanzamiento próximo ni anunciado para los próximos meses en ningún soporte de PC ni consolas, y los rumores de un nuevo Silent Hill que podría llegar a la nueva generación puede que incluso le haga más mal que bien si al final no llegan a ser ciertos (la gente se enfada con mucha facilidad). Esto nos da una buena señal de lo mal que lo deben estar pasando con un único lanzamiento en los últimos doce meses y que, encima, resultó ser una versión muy descafeinada de un gran clásico como Contra (con Rogue Corps).
Sin embargo, para una gran compañía con un montón de nombres y licencias que mantener (que cuestan una pasta enorme anualmente) y los aún cientos de empleados que tienen que mantener en todas sus oficinas a nivel mundial, este tipo de colaboraciones son las que, de alguna forma, puede hacer que sus franquicias vuelvan a la vida poco a poco. Aliarse con otras compañías para pequeños desarrollos de calidad aunque sea con pocos recursos y el uso de sus propios nombres, personajes, enemigos y localizaciones para otros juegos como éste Dying by Daylight puede suponer no solo que un nuevo público conozca sus juegos sino también pequeñas inyecciones económicas que pueden ser la vida para una compañía en esta situación.
Creo personalmente que esta estrategia no es mala del todo, ya que de alguna forma ingresan dinerito a las arcas y dan a conocer sus sagas y franquicias a más público. Por supuesto es el público con más años y que hasta ahora hemos sido quienes los hemos mantenido con vida los que nos sentimos muy decepcionados de no ver nada nuevo con algunos de sus nombres y la calidad que se merece. Por ello, algún gran anuncio como el rumoreado nuevo Silent Hill para PS5 o algo similar del que se encargue otra compañía de renombre y donde otras compañías como Sony sean las que soporte el coste del desarrollo sería el siguiente paso lógico para volver a la senda del éxito, aquella que abandonaron por muchas malas decisiones no solo en los lanzamientos de algunos juegos de mediocre calidad, sino también el permitir el desarrollo de un engine propio para la generación anterior y que mantuvo a la compañía casi sin lanzamientos durante dos generaciones de consolas, y que degeneró en la conocida enemistad con el que posiblemente fuese el último de sus grandes desarrolladores que finalmente abandonó de mala manera el barco (Hideo Kojima, claro).