Como alguien que ya peina y buen puñado de canas, crecí con esta clase de juegos. En los años 80 y 90, cuando alguien hablaba de \'juegos de rol\', los dungeon crawlers o juegos de exploración de mazmorras eran los únicos que podían denominarse como tales. Juegos como Bloodwych (uno de los primeros en llegar a España), Dungeon Master, la trilogía Beholder o tantos otros aparecidos después eran los referentes de este género. Años después, los juegos de rol tiraron por la vertiente de la exploración (Legends of Valour) o el combate (Baldur\'s Gate), y viendo que estos juegos vendían mucho más que los anteriores, las compañías comenzaron a ir por este camino y abandonaron el género de la exploración de mazmorras puro.
En los últimos años estamos viendo que muchas compañías (sobre todo, japonesas) siguen lanzando muchos de estos juegos con el mismo estilo aunque una estética mucho más manga (obviamente), que en Japón han seguido proliferando y que ahora en Europa también vamos a poder disfrutar. La verdadera lástima es que esta clase de juegos no lleguen ni tan siquiera con los textos traducidos al español, señal de que tendrán una venta residual en nuestras fronteras.
Ya hemos comentado en muchas ocasiones cómo las compañías hacen sus números a la hora de lanzar un juego en nuestras fronteras para saber si lo traducen y/o doblan al español, y en ocasiones ven cómo un juego de estas características vendería unas mil o dos mil copias más de estar traducido, lo que no compensa para nada el coste en el traductor ni en volver a hacer las copias maestras para su reproducción (además de lanzar una tirada específica para España).
Seguimos pensando que las compañías deberían pensar un poco más en su público, y si bien no quieran asumir el coste de la traducción, sí que al menos deberían apoyar a la comunidad que, en muchas ocasiones, acaban traduciendo el juego y mediante parches puedan añadirse al juego con descargas gratuitas. Este modelo permitiría a una comunidad hábida de ayudar el que pudiesen ir traduciendo poco a poco los textos y que una vez aprobados se pudieran subir a los juegos, y a las compañías desarrolladoras casi no les costaría nada (algo sí, pero no mucho).
Ya que no los traducen, al menos que muestren un poco de sensibilidad con aquellos que no se defienden bien con el idioma de Shakespeare.