Acompáñanos al reino de Arland para conocer a la simpática y tierna Rorona, y las claves de este mágico RPG junto a nuestros vídeos exclusivos del juego.
Te presentamos a Rorona
La trama de este juego de rol nos lleva a Arland, un pacífico reino medieval que ha crecido próspero tras el descubrimiento de las máquinas, reliquias de una civilización mucho más avanzada. Los alquimistas, magos capaces de crear objetos a través de materias también están viviendo una edad dorada... Bueno, quizá no todos.
La protagonista de nuestra historia es Rorolina Frixell, mejor conocida como Rorona, una joven aprendiz de alquimista que le debe a su maestra el haber curado a sus padres enfermos... Y ésta se aprovecha para que trabaje como chica-para-todo en su tienda de alquimia mientras ella duerme. Sin embargo su futuro cambiará cuando una orden del rey anuncie que se va a cerrar la tienda si no empieza a ser de verdad útil para el pueblo.
Un poco patosa, insegura, nerviosa, despistada... Nuestra chica tiene sus fallitos, pero también es trabajadora, simpática y tiene un corazón de oro, algo que le hará ganarse la ayuda (y el corazón) de los que la rodean, y que será imprescindible para su misión: ¡Salvar la tienda!
La dura vida de una aprendiz
Para mantener la tienda de alquimia abierta, Rorona tiene que conseguir que sea un éxito, y para ello tiene que triunfar en 3 etapas de juego bien diferenciadas:
- Conseguir los elementos. Para sintetizar elementos es necesario conseguirlos antes, y aunque pueden comprarse en las tiendas, la forma más provechosa de conseguirlos es salir al campo a por ellos. El problema está en que los alrededores de nuestra ciudad están plagados de monstruos, por lo que además de recolectar tendremos que luchar por nuestra vida (por turnos).
El sistema de combate es bastante simple, aunque incluye la novedad de que no hay puntos de magia: en su lugar podemos sacrificar puntos de vida para lanzar un ataque especial. También podemos pedir asistencia de un segundo personaje pulsando un botón en el momento justo y así potenciar nuestro ataque o que sea a él a quién golpeen. Al avanzar en la aventura será muy importante contratar a buenos guardaespaldas para Rorona, aunque se lleven parte de los beneficios...
- La síntesis propiamente dicha consiste en crear elementos con los objetos que iremos encontrando/consiguiendo. Para evitar que experimentemos a lo tonto el juego cada experimento (exitoso o no) consumirá parte de la salud de Rorona, y nos obligará a descansar varios días. Ojo, el tiempo es clave, ya que si no conseguimos nuestros objetivos cada trimestre nos cerrarán la tienda.
- Ganarse el respeto del pueblo. Durante años nuestra maestra ha sido perezosa, dormilona y pasota con las necesidades del pueblo, por lo que nuestra tienda no goza precisamente de la mejor reputación... Para conseguir mejorarla tendremos que ir cumpliendo misiones para nuestros vecinos, desde preparar remedios a eliminar monstruos; mientras más respeto consigamos más complicadas y difíciles serán las misiones que nos pidan, pero también mejores las recompensas.
El bello mundo de la alquimia
Atelier Rorona supuso el salto de Gust a PS3, en una época en la que las compañías roleras niponas parecían asustadas de dar el salto a la nueva generación y seguían lanzando sus sagas en PS2... Y como todo pionero no está falto de fallos, destacando algunos escenarios un poco toscos y vacíos y unas incomprensibles ralentizaciones.
Afortunadamente el estupendo cel-shading y la divertida animación de los personajes hace más sencillo perdonarle estos fallos (y más si somos conscientes que hablamos de un título con más de un año).
Así, lo mejor resultan las bellísimas ilustraciones intercaladas en la historia, junto al doblaje - japonés, el americano es muy genérico y hace que Rorona pierda carisma y personalidad - son las mejores bazas de un título que esconde una gran profundidad bajo un aspecto desenfadado y colorista.
Atelier Rorona: The Alchemist of Arland llegará a nuestras PS3 el 22 de Octubre de 2010, con textos en inglés (y francés) y audio americano y japonés.