Desde que comenzamos a hablar de este Agony, hemos pensado que es posiblemente la representación más cruda y artística del infierno vista en un videojuego, un lugar donde realmente no queremos estar y del que tendremos que escapar (a diferencia del de Doom, por ejemplo, que nos parece bello y hermoso y donde sí queríamos estar; somos así de raros). Sin embargo, Agony sigue siendo de esos juegos a los que queremos echarle el guante porque nos ofrece un entorno hostil en el que queremos perdernos y queremos ver sus posibilidades, pero que parece tener problemas en su jugabilidad.
En todos los vídeos del juego, incluso los de hace más de 2 años cuando se presentó originalmente, vemos un sistema de juego tosco y unos movimientos del protagonista bruscos sin demasiado sentido, y pensábamos que sus creadores acabarían arreglándolos de alguna manera. Ahora, en 2017, mucho más cerca de su lanzamiento, seguimos viendo exactamente esas manos que se mueven sin hacer nada, poderes que salen de la nada para, posteriormente moverse las manos como si se lanzara alguna clase de hechizo, y algunas otras cosas raras en el movimiento y las opciones del jugador. Estas cosas nos hacen tener muchas dudas sobre la jugabilidad, qué podremos hacer y cómo, a pesar de seguir pensando en que queremos echarle el guante para ver en primera persona este maravilloso infierno.
Como decimos, algo muy bonito en donde queremos meternos a pesar de no saber aún si la jugabilidad estará a la altura.