En 2009,
From Software creaba una experiencia de juego única en consola (PS3) con
Demons Souls, una vuelta de tuerca sobre la
fantasía oscura con un nivel de dificultad pocas veces visto en esta generación (donde el grueso de los títulos se han vuelto excesivamente guiados). Con un planteamiento todavía más ambicioso nace
Dark Souls, secuela espiritual - la trama es completamente nueva -, pero con la misma base jugable que el RPG original, mejorada con interesantes novedades y estrenándose en
PS3 y Xbox 360.
La trama arranca con
la presentación de Los Cuatro Señores del Fuego, cuatro entes nacidos de la oscuridad que quieren arrancar el mundo de garras de los Dragones. Tras una cruenta guerra, los Dragones caen, pero se extiende una maldición sobre los seres humanos que los vuelve
Vacíos, no Muertos. Nuestro protagonista (hombre o mujer, a nuestro gusto) es uno de estos malditos, aunque en su caso se ha mantenido parte de su humanidad. Tras escapar de nuestra prisión descubriremos una misteriosa profecía que puede ser nuestra salvación... O la condenación eterna del mundo. El juego
está principalmente centrado en la acción, dejando las secuencias de historia en un segundo plano (aunque no hay que quitarle importancia, nuestras decisiones tendrán peso en el desarrollo y final del juego). El juego
no nos da más información ni nos influencia más de lo estrictamente necesario, buscando que nosotros consigamos nuestra propia información y
experimentemos para seguir avanzando (aunque hay un botón de ayuda...).
Concebido como un
Action-RPG en tercera persona,
Dark Souls tiene una excelente mecánica de combate basada en un control simple pero lleno de posibilidades, en el que el jugador tiene que estar siempre atento para aprovechar los puntos fuertes de su equipo; luchar al borde del alcance de su espada, aprovechar el escudo, sacarle partido a la magia, potenciarse de forma inteligente... La mecánica ha mejorado gracias a
enemigos más inteligentes y letales, jefes finales más interesantes y una nueva mecánica de salto que añade más dinamismo.
Terminar la aventura nos llevará
unas 80 horas de media, aunque valorar la longitud del juego es bastante complicado; si nos centramos en la historia y avanzamos siempre en la dirección correcta la aventura puede terminarse en menos de 40, pero esto es para los que ya estén jugando al
Game Plus (segunda partida con ventajas acumuladas) para desbloquear todos los logros, o jugando con una guía en la mano (lo que le quita gran parte del interés al juego, no os lo recomendamos hasta que lo hayáis completado por vosotros mismos, salvo que os atranquéis en algún punto concreto). En la primera partida lo normal es superar de largo las 60 horas, y se puede llegar
fácilmente a las 100 si somos completistas y queremos exprimir el juego, yendo donde nos parezca y explorando a nuestro ritmo.
Uno de los puntos que hizo famoso a
Demons Souls fue su altísima dificultad; pues bien, los fans pueden estar contentos, ya que
Dark Souls también está a la cabeza de los juegos más difíciles de esta generación, y nuestras muertes durante la aventura se contarán por decenas (como mínimo), con la complicación añadida de tener que llegar de los puntos de salvado hasta donde ha caído nuestro cuerpo para no perder experiencia. Es cierto que
si ya hemos jugado a fondo Demons Dark Souls se hace más asequible, pero las batallas
injustas, los duelos contra varios enemigos a la vez, las zonas de pesadilla o los durísimos jefes finales siguen estando a la orden del día. Con todo,
no hubiera sido mala idea añadir modos de dificultad...
Tratando de arreglar uno de los puntos conflictivos de la primera entrega (demasiada acción en mazmorras)
el equipo ha creado unos mapeados con zonas mucho más abiertas (y artísticamente impecables) como bosques o montañas, pero el
precio a pagar a sido alto.
Dark Souls recicla el motor de la primera entrega,
y este se ve muy forzado en zonas abiertas o sobrecargadas de elementos, volviendo el
framerate inestable (tanto en PS3 como en Xbox 360) y produciendo ralentizaciones puntuales. Hablamos de lugares donde el juego pasa a 20FPS (con subidas y bajadas), y que perjudican tanto como suman... Lo mismo pasa con algunos jefes finales, aunque afortunadamente aquí es mucho más puntual.
El añadido más interesante entonces pasa a ser
el modo multijugador, que llega en dos vertientes:
- En modo cooperativo podemos unir fuerzas con otro jugador para enfrentarnos a algunos de los jefes más duros del juego (y conseguir una buena recompensa en almas con la que mejorar a nuestro personaje, aunque el premio de vencerlos se divide entre dos). Es una buena forma de enriquecer la experiencia de juego sin sacrificar
la atmósfera solitaria y de aventura épica de la historia principal.
- En modo versus podemos infiltrarnos en las partidas de otros jugadores y actuar como demonios, ocultándonos para emboscarlos y derrotarlos en combate. Esto, además de ser malevolamente divertido, hace que no podamos bajar la guardia cuando estemos jugando conectados a internet, ya que podemos recibir una visita inesperada en el peor momento...
Estas dos opciones funcionan de forma intuitiva, y se suman a la posibilidad de dar pistas y consejos (verdaderos o no) a otros jugadores, o de ver sus muertes para aprender de sus errores. En nuestra experiencia personal nos hemos encontrado a muchos
buenos samaritanos, pero también a otros jugadores que realmente tienen su alma condenada al fuego eterno.