Análisis Chained Echoes - Ecos de un pasado glorioso y un futuro lleno de esperanza

Terminar Chained Echoes nos llevará en torno a las 30 horas cumpliendo los objetivos base y disfrutando de una buena historia muy bien desarrollada (de las que dejan huella y te hacen sonreír cuando vuelves a ver los diseños de personaje del juego), aunque hay tanto misiones y tramas secundarias (como recolección de NPCs para nuestra base, tesoros ocultos, armas y monstruos especiales) para superar fácilmente las 40, incluso las 50 si queremos explotar el contenido al 100%. Y lo mejor de todo es que son horas que disfrutaremos sin demasiado relleno o un backtracking exagerado que alargue el juego artificialmente...

La dificultad es otro acierto, ya que el título sabe ser un reto (y ponernos a prueba en varias ocasiones, especialmente contra los jefes) sin ser nunca agobiante o frustrante. Ojo, no todo es perfecto, no hay un Game Plus consistente, y el sistema de fusión/mejora de gemas es muy básico (y tampoco se le saca tanto partido en el equipamiento), pero si valoramos el título en relación calidad/duración/precio, el resultado es totalmente sobresaliente para un título de menos de 25 euros.

A nivel jugable Chained Echoes es una apuesta por el rol clásico por turnos, pero dándole una interesante vuelta a la fórmula; aunque en un principio nos pueda parecer que el título es similar a Chrono Trigger - las batallas son en el mapa, y podemos hacer combos encadenando habilidades distintas, como agua y electricidad -, pero realmente la fórmula es más similar a la de un Final Fantasy clásico, con opciones como robar durante las batallas o maximizar el poder de nuestros ataques. Y para darle identidad a la fórmula tenemos el Overdrive.

El Overdrive es un interesantísimo sistema que nos castiga por abusar de los mismos ataques, y nos premia por variar y encontrar el punto débil de los enemigos; si lo hacemos correctamente la barra del combate pasará de amarillo a verde, y ahí recibiremos menos daños, los ataques especiales consumirán menos energía, seremos más letales... Pero hay que controlar el ritmo del combate, ya que si nos pasamos el indicador se irá al rojo, con los efectos contrarios. De esta forma tendremos que estar muy pendientes y lanzar ataques o hechizos que quizá no sean tan útiles, pero que al menos no nos castiguen. Igualmente notable es que no haya una fórmula de niveles tradicional, utilizando unos fragmentos especiales que ganaremos al ganar a los jefes para subir de nivel, y teniendo que aprovechar bien el sistema de gemas para mejorar nuestro equipo.

Uno de los puntos más fuertes de Chained Echoes es lo original y sorprendente que resulta su mundo, que puede partir como un homenaje a los clásicos de 16-32 bits - Chrono Trigger, Secret of Mana, Final Fantasy, Suikoden, Xenogears... - pero que tiene personalidad y estilo propios desde el minuto 1, tanto por su historia como por su mecánica de combate. Sus 8 héroes únicos, el conflicto en el que se ven envueltos, la forma en la que se forma (y consolida) este variopinto grupo, los retos que les esperan... Todo funciona de una forma muy bien hilada, brillante, y nos permite ahondar también en el trasfondo de sus - interesantes - historias personales. Eso sí, hay algunos personajes ocultos que tienen menos desarrollo, pero aún así se agradecen como extra / recompensa para los usuarios más pacientes.

El sistema de combate es también un gran acierto, ya que consigue añadir dosis de estrategia a la típica fórmula de las batallas por turnos, y mantenernos interesados en todo momento, huyendo de la repetición de los mismos movimientos y estrategias. Hemos disfrutado mucho en algunos combates contra los jefes, ya que ahí es donde más (y mejor) brilla la mecánica Overdrive. Y aunque no sea nada revolucionario, la inclusión de robots de combate es también todo un acierto, ya que añade variedad y espectacularidad a las batallas.

A nivel visual, Chained Echoes es una excelente apuesta por el pixel art, con un sobresaliente trabajo del creador, Matthias Linda, para dar vida a todo un mundo realmente vivo, inmerso en mitad de un conflicto bélico, en una brutal guerra en la que conviven magia y tecnología. Concebido como una evolución del arte 2D de los clásicos de 16 bits, el título presenta momentos muy espectaculares (en especial, las batallas contra los jefes), que conviven con escenarios más corrientes y menos inspirados. Con todo es un trabajo sobresaliente teniendo en cuenta los recursos y el resultado final, y aunque hay algunos bugs la experiencia es absolutamente vibrante. Eso sí, como pasa con los clásicos del pixel, el título se disfruta más jugando en modo portátil o en una TV pequeña que en una grande 4K...

La banda sonora de Eddie Marianukroh funciona a las mil maravillas, y ha metido de lleno a este joven compositor en nuestro radar, con temas de lo más variado, un gran uso de coros y voces, y canciones que vais a acabar tarareando. Eso sí, hay que destacar que no hay voces (algo lógico, teniendo en cuenta el presupuesto del juego), y lo más duro, que nos llega sin traducción al castellano (aunque ya haya una fan-traducción para la versión de PC).